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Hace 20 años que escribo y tengo publicada una novela corta

TAL VEZ CONVENDRÍA...

...aclarar cual es el propósito de este blog. Hace mucho tiempo que vengo con la idea de publicar,vaya a saber porque, un montón de cuentos, relatos, casi crónicas (algunas de ellas).Si desmenuzamos el "vaya a saber porqué", o al menos lo intento, tropezaré con algunas ideas vagas, como narcisismo, exhibicionismo, que se yo, dejarles a mis hijos algunos divagues...
Entonces mi cuñado me mostró el blog de un amigo y me dije: Bárbaro, con esto me alcanza y de paso por ahí gente que quiero y otras que no conozco lean algunas cosas de estas y al menos les resulte entretenido. Ojalá.

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PUBLICO Y PRIVADO (Ensayo)



POLITICA:
Lo Público y lo privado.
Es una mirada desde el psicoanálisis de la política, particularmente de las dificulatades de funcionamiento de la democracia. Es el resúmen de lo que pienso actualmente. Creo que este análisis es válido fundamentalmente para la República Argentina.

INDICE
PROLOGO...................................................................................................................1
LA AJENIDAD DE LO PUBLICO...............................................................................2
ETIOLOGIA DE LA AJENIDAD.................................................................................4
AJENIDAD Y SIN SENTIDO EXISTENCIAL............................................................5
LAS RELACIONES ENTRE LA INTOLERANCIA, LA PARANOIA Y EL DISCUR-
SO POLITICO COMO OBSTACULO..........................................................................7
EL PADRE DE LA HORDA Y EL SENTIDO CERRADO.........................................10
EL LENGUAJE Y LA AJENIDAD.............................................................................11
APROPIACION DE LO PUBLICO CON FINES PRIVADOS...................................14
RESUMIENDO...........................................................................................................16
ALGUNAS PROPUESTAS.........................................................................................17
EL ROL DEL MUNICIPIO.........................................................................................19
EPILOGO................................................................................................................... 20
INDICE.......................................................................................................................23

BIBLIOGRAFIA
Sigmund Freud
Totem y tabú OC
El malestar en la cultura OC
Carta a Einstein OC
Introducción del narcisismo OC
Rynti D’Angelo y otros
Una introducción a Lacan Lugar Editorial
Jaques Lacan
El estadio del espejo
Cornelius Castoriadis
La institución imaginaria de la sociedad Zona Erógena N° 13 y 15
Subjetividad e Histórico Social - Reportaje de F. Urribari Zona Erógena N° 15
Michel Foucault
El Discurso del Poder- Selección de O. Terán Folios Ediciones
Emiliano Galende
Historia y Repetición. Temporalidad subjetiva y actual modernidad - Paidós

¿ Pueden las instituciones hacer cualquier cosa con el humano singular al socializarlo? Casi. Pueden hacer un musulmán, un cristiano, un arapesh, un budista, cualquier cosa. Pero hay algo que ella no puede ignorar y es que la psique humana misma tiene una necesidad absoluta de sentido. Es decir que las instituciones al socializar al individuo - a medida que las capas de la socialización se aglomeran alrededor del núcleo de la psique - tiene que proveer al individuo de sentido. Esto es gracias a las significaciones imaginarias sociales. Es decir que las significaciones imaginarias sociales son lo que anima a las instituciones de una sociedad, y lo que hace que tengan - que puedan tener sentido, y por ello eficacia.
Cornelius Castoriadis

A MODO DE PROLOGO

Cuando era niño en mi casa se leían diarios y revistas que publicaban las noticias de la segunda guerra mundial. Fotografías que daban cuenta del horror de la guerra.
Supongo que entonces nació para mi la necesidad de entender porque sucedía todo eso. Muy tempranamente entonces me interesé por la política y por la psicología. Siempre me pareció que si había respuestas debían buscarse en esas dos disciplinas. La política la hacen los hombres y éstos son necesariamente animales políticos cuya constitución psíquica deriva de una circularidad con el imaginario social (Castoriadis) o como el efecto del gérmen constitutivo de la sociedad producto del drama originario con el padre (Freud).
Cuando menciono psicología lo hago en un sentido amplio. Y es en ese sentido que entiendo al psicoanálisis como psicología. Debo aclarar que utilizo en este trabajo aportes de pensamientos, a veces, antagónicos, pero que en el recorte que utilizo de sus discursos, sirven a los propósitos del mismo.
No es frecuente que los psicoanalistas escriban sobre política. Y cuando lo hacen suelen ser trabajos para psicoanalistas. Pocas veces, sin embargo, los psicoanalistas escriben para la política, para los políticos. Hubo una época en que los psicoanalistas se comprometieron fuertemente: en la década de los 60 y 70. Pero con el auge del lacanismo pareció evaporarse el interés por la política.
El trabajo que aquí expongo no es un trabajo de psicoanálisis. Es el trabajo de un psicoanalista fuertemente interesado en la política. Es por ello que abordo temas políticos utilizando frecuentemente categorías psicoanalíticas, en la esperanza de que sean de alguna utilidad.
Por otra parte, escribir sobre lo público y lo privado, parece ser un desafío acerca de las relaciones entre las dos categorías. Por ej.: ¿ Debe el estado regular la actividad privada ? ¿ Que, cuando y donde ? Deliberadamente, elegí un recorte, pero no cualquier recorte. Un recorte que se me antoja fundamental. Tan fundamental que de lograrse, todo, tarde o temprano vendría por añadidura. Quiero decir que dejarían de ser categorías en conflicto y si esto fuera así, la utopía dejaría de ser utópica. Por eso, no sueño con que se pueda resolver, al menos fácilmente, pero si que tal vez comencemos a recorrer ese camino.

1

LA AJENIDAD DE LO PUBLICO

Un campesino francés analfabeto se encontraba cierta mañana de 1914 trabajando la tierra, cuando el policía del pueblo se le acercó transpirado, para entregarle un papel. En el mismo se consignaba que el Ejército le ordenaba presentarse en un cuartel. Una vez en la sede militar, le explican que la patria lo necesita, porque debe defenderla de la agresión alemana, le ponen un uniforme, lo instruyen militarmente y lo mandan al frente. A los 20 días un obús termina con su vida, después de haberse horrorizado viendo como sus ocasionales compañeros eran despanzurrados, baleados, mutilados, y sin haber entendido porque le pasaba todo esto. En estas breves líneas, con tono de alegato antibélico he puesto un ejemplo extremo. El tampoco tenía la menor idea de lo público y lo privado, mas allá de cualquier postura que se tenga sobre la guerra, para el pobre campesino de nuestra historia, su muerte, y tal vez esto sea lo peor, no tuvo el menor sentido.
Si se le pregunta a un alumno secundario de una escuela provincial en el curso de una charla de quién es la escuela a la que él concurre, les contestará seguramente que es de la provincia.
Y si se le pregunta a un jubilado que está plácidamente sentado en una plaza de quién es la plaza les dirá que es de la Municipalidad.
Vemos en el primer caso como un individuo fue arrancado de su vida privada para dar, nada menos que su vida, sin que el tuviera ni arte ni parte (al menos subjetivamente), por una cuestión pública y en el segundo y tercer caso el absoluto sentido de ajenidad de la cosa pública. Esto es un presupuesto del que parto en una constatación directa, una intuición que presupongo compartida, en la seguridad de que una investigación mas fina lo confirmaría.
Esta constatación directa, deriva de mi experiencia con niños escolares que visitaban al H. Concejo Municipal y a los cuales, durante un corto período, debía instruirlos sobre el funcionamiento, composición, finalidad, etc., del mismo. Comenzaba entonces la instrucción con una pregunta: ¿ De quién es el H. Concejo Municipal ? Las respuestas invariablemente eran: del gobierno, de la municipalidad, de los concejales, etc. solamente un niño me respondió: del pueblo. Un niño sobre siete u ocho cursos, vale decir uno en alrededor de doscientos cincuenta niños.
Cuando menciono ajenidad, también podríamos decir otredad, me refiero a una alteridad radical, a una no pertenencia absoluta, un despojamiento total, una no pertenencia
Todo esto sucede en democracia. No vamos a referirnos a dictaduras porque merece otro análisis y creo que no es lo pertinente para la intención de este trabajo.
Vivimos en la Res-pública Argentina. Res-pública, cosa pública. Cosa pública organizada jurídicamente, esto es el Estado. Esa organización jurídica establece que la cosa pública, nuestra cosa pública, será administrada por los poderes del Estado y vigilada por los ciudadanos, por los contribuyentes de la cosa pública, quienes delegan a sus representantes la responsabilidad de su administración.
Para ello se instrumentan elecciones con Partidos Políticos. Políticos, política, actividad encaminada a proponer y realizar distintas ideas sobre el modo de administrar la cosa pública.
Política, polis=ciudad, ciudad, ciudadanos. En la Polis griega los ciudadanos se reunían para tratar la cosa pública. No participaban los idiotas, estos eran primitivamente las personas que no participaban en la actividad cívica (niños, mujeres, esclavos). Este termino se uso también para señalar al individuo excéntrico, que vive recluido en sí mismo, como lo indica el prefijo idio, que significa “propio, personal”.(Jorge Luis Borges “El arte de insultar”)

2

ETIOLOGIA DE LA AJENIDAD
Encuestas serias de realizadas en el año 1998 consignaban que el 91% de las personas de este país descreían de la política y de los políticos. Y en el ranking de credibilidad los partidos políticos estaban apreciablemente depreciados, después de las Fuerzas Armadas y de la Iglesia. Y no es un dato menor que el 20% de los votos, en las últimas elecciones en la Provincia de Santa Fe, votó en blanco sin contar los anulados y los que directamente no fueron a votar.
Hay elementos diagnósticos obvios: no han sido precisamente, salvo honrosas excepciones, los políticos quienes han dado muestras de ser creíbles. La Argentina es uno de los países con mayor corrupción según encuestas recientes internacionales y han sido frecuentes las exhibiciones obscenas de derroche por parte del poder central fundamentalmente. Y el degradado espectáculo de jueces que han terminado presos, con el consiguiente descrédito de uno de los tres poderes del estado.
Por otra parte es, por desgracia, frecuente la práctica de dirigentes políticos que temerosos de perder poder no permiten la participación de los ciudadanos en la actividad política. Esto se da mas generalizadamente en los grandes y tradicionales partidos políticos. Suele suceder, y lo reconocen en privado muchos dirigentes políticos, sobre todo en los comités y unidades básicas. Sobre todo con quienes manifestasen intenciones serias y mucho mas si se demuestra capacidad, talento e inteligencia. En estos casos son inmediatamente detectados como posibles competidores y por lo tanto, a través de distintas metodologías se los termina expulsando.
Otra vertiente que contribuye a la ajenidad de la cosa pública es la larga tradición de gobiernos autoritarios y paternalistas: nadie puede considerar a la cosa pública como propia bajo una dictadura. Perón también contribuyó a la no participación: repetía después de las grandes movilizaciones: Del trabajo a casa y de casa al trabajo, es decir, de la cosa pública me encargo yo.
Finalmente ningún gobierno ha dado respuestas efectivas a las demandas populares: sigue campeando la injusticia social y actualmente vemos una enorme capa de la población excluida, desocupada, grandes capas con las necesidades básicas insatisfechas, la clase media en un proceso de franco deterioro y se calcula que solamente un 10% de la población acumula riquezas, tiene capacidad de ahorro y son los únicos beneficiarios de la actual organización socioeconómica. Es difícil entonces, que en estas condiciones se sienta la cosa pública como propia.
Michel Foucault irá aún mas allá, lo atribuirá a las condiciones políticas y económicas de la existencia, él dice: “...Mi propósito es demostrar en estas conferencias como, de hecho, las condiciones políticas y económicas de existencia no son un velo o un obstáculo para el sujeto de conocimiento sino aquello a través de lo cual se forman los sujetos de conocimiento y, en consecuencia, las relaciones de verdad. Sólo puede haber ciertos tipos de sujetos de conocimiento, órdenes de verdad, dominios de saber, a partir de condiciones políticas, que son como el suelo en que se forman el sujeto, los dominios de saber y las relaciones de verdad”
Tenemos pues, suficientes elementos para el diagnóstico que dan cuenta de este sentimiento de ajenidad, de otredad de la cosa pública.
En mi opinión, es central revertir esta cuestión. Me propongo en este trabajo demostrar porque es central, cuales son los obstáculos mas insidiosos para conseguirlo y algunas líneas de acción posibles.

3
AJENIDAD Y SIN SENTIDO EXISTENCIAL

Es bastante obvio que la participación ciudadana garantiza la continuidad y el crecimiento de la democracia. Pero la participación solo es posible si lo público se siente como propio. Me parece que es responsabilidad del poder público y de los partidos políticos trabajar denodadamente por la defensa de la democracia. al menos eso es lo que se enuncia permanentemente. La historia nos enseña que siempre están al acecho fuerzas obscuras que por distintos motivos, por distintos intereses, trabajan para destruirla: El fracaso de la democracia siempre abona el surgimiento de la irracionalidad. Después de todo no hace tanto tiempo esto pasó en Alemania con el surgimiento de Hitler y el nazismo y en nuestro propio país con Videla y el proceso, con las trágicas consecuencias que todos conocemos y muchos sufrimos en carne propia.
Y no se nos puede escapar que el grado de escepticismo, descreimiento, son por lo menos síntomas alarmantes. Esto se agrava considerablemente porque en los sectores de la juventud se puede observar este fenómeno con mucha fuerza, a punto tal que está extendida en ellos la ideología del no future, es decir no hay futuro, vivamos el presente.
La caída del muro de Berlín, el surgimiento del postmodernismo y la consecuente instalación de la globalización neoliberal con el consiguiente borramiento de la subjetividad instalaron el vaciamiento de sentido de la existencia.
Aquí llegamos a otro punto nodal: el sentimiento de ajenidad de la cosa pública está fuertemente ligado al sinsentido de la existencia. Aunque esto lo desarrollo en profundidad mas adelante, podemos adelantar que todos los sujetos tenemos mas o menos consciente que nuestra existencia está fuertemente determinada por la ley, por el ordenamiento económico, por las autoridades. En la medida que nuestra capacidad de decisión es constreñida, sentimos que no somos dueños de nuestro destino, solemos atribuir a éste la potestad de dirigir nuestra existencia. De ahí a pensar que la vida no tiene sentido hay evidentemente un trecho muy corto. A contrario sensu la existencia se llena de sentido cuando vivenciamos que somos dueños de nuestros destinos en las oportunidades que reasumimos nuestra capacidad decisoria.
A riesgo de ser reiterativo insistiré en señalar que la globalización, el neoliberalismo, la inhumana actividad del capital financiero internacional, llevan hasta el paroxismo el borramiento de la subjetividad. El deseo humano queda borrado. Nuestras vidas y el futuro de nuestros hijos están a merced de estos enormes poderes y mas que nunca estamos privados de la cosa pública. Se puede, entonces, entender mas claramente, que vivimos una época en la que campea el sinsentido, con las tremendas consecuencias que esto acarrea: depresiones, alcoholismo, drogadicción. Casualmente las patologías en el campo de la salud mental se califican como patologías sociales.
Es que cuando se le encuentra sentido a la existencia, el ser humano puede llegar hasta a dar su vida por ello: Los protagonistas de cualquiera de las revoluciones que tuvieron lugar en el mundo dan la vida por estas revoluciones porque sienten fuertemente que tiene sentido hacerlo. El pueblo cubano soporta un bloqueo económico desde hace mas de 30 años provocándole múltiples penurias pero mas allá de adhesiones o no, que provoque la revolución cubana, no hay duda que buena parte del pueblo cubano está dispuesto a dar la vida por ella.
Y quienes participamos de los acontecimientos de los años 70 podemos recordar como estaba cargada de sentido esa época de nuestras vidas.
Es que es el otro el que nos constituye como sujeto. Es el lazo social que hacemos el que nos humaniza, entonces, como podemos permitir que nos escamoteen la cosa pública, que no es otra cosa que los intereses del conjunto. Es por esto que hacernos cargo de la cosa pública llena de tanto sentido la propia existencia. Es por esto que cuando la sentimos ajena aparece el sinsentido. Porque se diluye la posibilidad de hacernos cargo de nuestro destino, porque se decide nuestro destino sin nuestra participación.
La vida cotidiana con sus obligaciones laborales, la atención de los problemas particulares, y el sentarse al final de la jornada frente a la TV, atentan claramente a la posibilidad del armado de lazos sociales. Se termina siendo un receptáculo pasivo de información y entretenimiento para regocijo de quienes ven al ciudadano como un cliente para el consumo o como un cliente para el mantenimiento o aspiración de poder. Se intenta idiotizarnos porque somos idiotas si no protagonizamos la cosa pública como los idiotas griegos que no podían concurrir a las asambleas.

4
LAS RELACIONES ENTRE LA INTOLERANCIA, LA PARANOIA Y EL DISCURSO POLITICO COMO OBSTACULO

Expondremos ahora un obstáculo, tal vez el mas insidioso, porque pertenece a la naturaleza misma del ser humano. Freud se refería, me parece, a este obstáculo, cuando comentaba la revolución rusa: el ser humano no quiere compartir el poder, es más, quiere acumularlo en una lógica ciega y que es que el poder solo quiere mas poder.
Ya expuse que la participación activa en la cosa pública, y mas específicamente en la política, carga de sentido nuestra existencia. Pero este sentido se transforma con facilidad, como el vino en vinagre, cuando en vez de apuntar a la construcción de la ciudad (la Polis) con la consecuencia del reconocimiento del otro, aún cuando sea diferente, para mi propia constitución como sujeto, para la constitución de mi subjetividad, se convierte en sentido narcisista y absoluto de certezas, paranoico.
Este deslizamiento es harto frecuente y trataré de dar cuenta de esto. Para esto, necesitaremos analizar las relaciones entre la intolerancia, la paranoia y el discurso político.
Sería tal vez necesario ponernos de acuerdo sobre que es la intolerancia. La intolerancia se puede definir fenomenicamente como un sentimiento de rechazo, que desgraciadamente suele transformarse en conductas, sustentado en que el otro es diferente. Cualquier diferencia. Esto, claro está, también afirmado en la carga narcisista que el intolerante hace de su persona. Esto es, para decirlo de una vez, el intolerante es como si dijera: ”No lo tolero porque no es idéntico a mi” y a su vez también: ”Por que yo soy el modelo de la perfección y si no lo soy yo al menos si lo son mis ideas o mis ideales.” Y esto se extiende claro, a lo territorial, a los símbolos, a las culturas, a las religiones y por supuesto a los discursos ideológicos que a su vez sostienen a los discursos políticos.
El ser humano se angustia, no soporta, el vacío. La falta, así se dice ahora en el psicoanálisis, que remite a la castración. La búsqueda del sentido en la existencia no es otra cosa que el intento de suturar ese vacío. Y ese es el empeño de los discursos ideológicos y religiosos. Estos discursos en ese sentido son parientes muy próximos y padres de los discursos políticos con el aditamento de que este último desea obtener el poder político. Poder que a su vez, remite a eliminar la angustia de castración.
De ahí, que cuando mas sentido se otorga al discurso ideológico, religioso o político, menor es el sentimiento de castración y consecuentemente mayor es la protección narcisística. Y es por ello que cualquier discurso diferente, por lo tanto cuestionador de las seguridades obtenidas por el sentido dado, será fatalmente paranoizado e inevitablemente víctima de la intolerancia.
Claro está que los discursos políticos están llenos de buenas intenciones: libertad, igualdad, solidaridad, participación, bienestar, etc.. Y por supuesto que los portadores de esos discursos, en muchísimos casos, creen realmente en ellas. Freud, advertía en los comienzos de este siglo sobre estas cuestiones. Refiriéndose a la revolución rusa del 17, por ejemplo, decía que estaba llena de ideas interesantes, altruistas, pero que las revoluciones por buenos que fueran sus propósitos, están encarnadas por seres humanos y estos, a su vez, están constituidos de tal manera, que dificultaba que pudieran llevar a cabo tales maravillas.
Hoy en día, incluso se puede observar que se ha primitivizado en vastas regiones del mundo el discurso político: las diferencias ya no son ideológicas como en la guerra fría o económicas como en la expansión del imperialismo de los países centrales y en la 1ª Guerra mundial, sino que simplemente son de ser. Los ejemplos de la ex-yugoslavia, la guerra de tusis y hutus en Africa, y el fanatismo de algunos países musulmanes exacerbado hasta el paroxismo en los talibanes de Afganistán son elocuentes. En esos lugares cualquiera pierde la vida por no ser de determinada raza o creencia. No por lo que piensa, es decir no por sus discursos.
Es que el sentido aumenta proporcionalmente con el grado de certeza. Es decir a mayor certeza, mayor sentido y mayor intolerancia. Y si a esto se le agrega el ingrediente del poder, la intolerancia se convierte en persecución.
Por eso, con todos los defectos, a veces tremendos, la democracia es, creemos, el mejor sistema, ya que aunque sea por ambición de poder, los diferentes partidos políticos se contrabalancean.
La política es también lucha por el poder. Este poder se desea en lo manifiesto para muchos propósitos según sea el sujeto o el grupo político: para procurar bienestar, para cambiar el mundo por otro solidario, por la igualdad, por la justicia social, para robar, para mejorar la situación personal, etc. Pero en lo inconsciente, en lo mas profundo, estará implicado el negar la castración, la protección del narcisismo, por la ecuación imaginarizada en la que a mayor poder, menor castración. De ahí la intolerancia, la desconfianza a cualquier diferente, por pequeña que sea la diferencia, ya que con su diferencia cuestiona la elección de sentido y por lo tanto hace peligrar la posibilidad de poder y consecuentemente aumenta el sentimiento de castración.
Por eso es que los ambientes políticos tienen siempre un tono conspirativo, conciliabular, con corrillos, de reuniones herméticas. Siempre está presente el temor al otro o a los otros diferentes. Por eso en todo esto hay un trasfondo intolerante y paranoico.
Las diferencias tienden a atenuarse, cuando no a olvidarse, cuando hay una amenaza exterior. Siempre las amenazas exteriores tienden a cohesionar. Por ejemplo, los partidos políticos pueden llegar a unirse fuertemente si hay una tentativa de destrucción del sistema democrático.
Resumiendo: Los discursos políticos son la formalización de un sentido en orden a la organización social y económica de los hombres fundamentado en ideales. Pero esto tiene dos consecuencias inevitables: en tanto es formalizado en un sentido produce un efecto paranoico e intolerante en relación a los otros discursos; y por otra parte se hace necesaria una herramienta para llevar a cabo ese sentido: el poder. Y este poder esta íntimamente relacionado con la negación del complejo de castración lo que produce generalmente una lógica del poder que es que el poder solo quiere mas poder.
Es decir: los iniciales ideales políticos cuyos propósitos es construir la felicidad de los hombres son alienados por el sentido y el poder, ambos fuertemente narcisificados.
Tanto el capitalismo como el comunismo en este siglo han mostrado acabadamente lo que postulamos: el capitalismo es hijo del liberalismo que inicialmente proclama como valor supremo la libertad y termina siendo la libertad de los mas fuertes y para los mas débiles la libertad de morirse de hambre. El comunismo, por su parte, proclama la dictadura del proletariado como único modo de construir un mundo solidario y termina con la regulación minuciosa del pensamiento, del arte y no solo mata la creatividad, la posibilidad de ser diferente, sino que además crea una oligarquía burocrática. Los sentidos se convierten inevitablemente en dogmas y todo termina en una acumulación desaforada de poder.
Nuestra propuesta se basa entonces en la construcción de una política pública que postula, claro, una sociedad solidaria, tolerante, libre, creativa, con reparto equitativo de lo que produce. En esto en realidad no nos diferenciamos mucho de la mayoría de los discursos políticos.. Donde proponemos diferenciarnos es en la cuestión del sentido y en la cuestión del poder.
En relación a la cuestión del sentido postulamos la discusión permanente, el antidogmatismo, el examen crítico de los datos de la realidad, realidad que por otra parte está en constante cambio sobre todo desde la segunda mitad del siglo XX, teniendo, claro, muy en cuenta los datos que los mejores pensadores y científicos nos aportan, es decir, no cerrar el discurso en el encuentro de sentido, sino por el contrario, dejarlo abierto, con posibilidad de innovación permanente, por supuesto apuntando a los ideales enunciados precedentemente.
Y en cuanto al poder propiciamos la mas amplia participación democrática, buscando el consenso mas amplio, la circularidad de los cargos, evitando en lo posible, la profesionalización de la política.
Ambas cosas son difíciles de conseguir: por una parte hay una inevitable búsqueda de sentido en el ser humano, una búsqueda de dogmas, porque ello alivia el vacío existencial, alivia la angustia al aferrarse a “verdades” absolutas que de todos modos la historia se ha encargado de evaporar. Es sin duda, mucho mas complicado aceptar verdades provisionales que siempre deben ser sometidas a crítica.
En cuanto al poder, también hay una tendencia estructural en el ser humano a la acumulación del mismo ya que ilusoriamente trata mediante el mismo, como ya dijimos, exorcizar a la angustia de castración, a la misma muerte.
En eso consiste nuestro desafío: La construcción de un poder verdaderamente funcional a la gente y al aprendizaje de servir a verdades provisionales con un pensamiento crítico permanente. Creemos que de este modo se evitarían las desgraciadas tergiversaciones que constantemente sufre el sistema democrático. Y la política sería creíble.
Esto en el terreno de lo ideológico. Una consecuencia de lo dicho en relación a la mas amplia participación es que los ciudadanos dejan de ser objeto de la política para pasar a ser sujetos. Es decir actores protagónicos de la vida política, de la vida pública.

5
EL PADRE DE LA HORDA Y EL SENTIDO CERRADO

Nos enfrentamos a lo que parece una contradicción. En efecto, hemos afirmado que la participación en la vida política, en lo público, carga de sentido nuestras vidas y también hemos afirmado que los discursos políticos cargados de sentido son irremediablemente paranoicos y que con el aditamento narcisista del poder se convierten en intolerantes y persecutorios.
Para saldar esta contradicción deberemos acudir nuevamente a Freud. En Tótem y Tabú, el expone una teoría antropológica sobre la filogénesis del complejo de castración, de la ley de la exogamia, del complejo de Edipo. Cabe acotar que para el estructuralismo las afirmaciones freudianas son valiosas como mito, pero como un mito que sirve. Entonces quiere decir que cualquiera sea el caso nos resulta útil.
En el trabajo de Freud que referiré en una muy apretada síntesis y en lo que hace a lo pertinente de esta exposición nos cuenta que los hombres primitivos vivían en hordas sometidas a un hombre poderoso, el padre de la horda, quién castraba a los hijos jóvenes para poder disponer de todas las hembras. Los hijos en determinado momento se unen, lo matan y se lo comen para así apropiarse del poder del padre. La culpa sobreviniente se instala en ellos como la ley del padre, que establece que los hijos deberán buscarse hembras fuera de la horda, de la familia. De este modo se instala la ley del incesto (exogamia) so pena de ser castrado.
Esta ley del padre, podemos decir que desde el punto de vista de la teoría psicoanalítica, es el germen de todas las leyes, en sentido amplio, que hacen a la organización social.
Ahora estamos en mejores condiciones para abordar la contradicción. Cuanto mas cerrado es el sentido parece estar mas del lado del padre omnipotente y por lo tanto mas paranoico es su efecto. Pero el sentido que da a la existencia el participar de la cosa pública, en la discusión en la asamblea de los ciudadanos es necesariamente abierto, a la tolerancia, a la diferencia. Es la diferencia entre autocracia y democracia. Sentido de la participación como hermano (fraternidad).
Sin duda, cuando se ejerce el poder, aún cuando sea por delegación, aparece el fantasma del padre pugnando. De ahí que sea, por otra parte, totalmente necesario, el control de los administrados. De ahí que sea también imprescindible la gestión de la ley por parte de los hermanos.
Cabría pues la posibilidad de que si bien el discurso político siempre produce un efecto de paranoia podemos distinguir un sentido autocrático (padre de la horda) y un sentido democrático (hermanos) y también justificar éticamente que el discurso democrático, abierto y plural, sea paranoico respecto del autocrático.
Hasta aquí entonces, hemos expuesto, basándonos también en la teoría psicoanalítica, cuales son los obstáculos que se levantan entre lo privado y lo público. Y no podemos dejar de ceder a la tentación, también psicoanalítica y de acuerdo a las contribuciones de Lacan, de señalar que hemos pasado revista porque y como los ciudadanos son frecuentemente privados de lo público.

6

EL LENGUAJE Y LA AJENIDAD

Podemos pues, resumir, como a pesar de la instalación formal de la democracia y la frecuente declamación exortativa a la participación existen toda una serie de obstáculos por la que los ciudadanos sienten ajeno lo público. Y es obvio, que la democracia así constituída es frágil. Por esto es central revertir esta situación.
No es posible formalizar un recetario, pero si es posible pensar en algunas líneas fundamentales, pensar en algunas experiencias fallidas para no repetirlas, como modo de contribución para la resolución de esta problemática.
Creo que no es aventurado afirmar que la cultura es dinámica y que en realidad lo que está instalado y descripto anteriormente es un estadio cultural. Es decir, que el estadio cultural actual es incipientemente democrático y que es necesario tender a la construcción de una cultura desarrolladamente democrática. Creo que esto es posible porque el actual estado de cultura democrática contiene los elementos, aunque mas no sea formales, para permitir el desenvolvimiento de la misma en la dirección apuntada. En otros términos el actual estadio contiene los elementos de contradicción necesarios y suficientes como para producir los saltos dialécticos que nos lleven a la construcción de una democracia real.
En efecto, estamos convencidos de que la democracia es el único sistema, por no estar cimentada en un único discurso ideológico, aún cuando sea éste excelente (pero que no dejaría de ser discurso cerrado), que es casi infinitamente perfectible.
No está demás acudir nuevamente al auxilio de Sigmund Freud. En la carta que le envía Einstein, en respuesta a una misiva de éste en la que le solicita su opinión para evitar las guerras, le detalla las dificultades para este logro, explicándole la naturaleza psíquica humana. Sin embargo, en las postrimerías de ese trabajo, señala que el único remedio es mas cultura. Para entender esta afirmación debemos recordar que Freud postula que el hombre primitivo (recuérdese al padre de la horda) se convierte en civilizado a partir de la represión de sus instintos. La represión de los instintos bestiales (incesto y asesinato) produce la cultura humana. Un producto de la cultura, casi el fundamental, es el lenguaje.
Los aportes de el lenguaje en esta tarea son, creo importantísimos. Acudimos nuevamente a los maestros del psicoanálisis. En este caso a Jaques Lacan, quien postula, basándose en el nominalismo, que el lenguaje construye la realidad. Como este trabajo no es específicamente filósofico, en forma muy breve y resumida, intentaremos dar cuenta de esto: en efecto, el lenguaje al nombrar las cosas les da un orden que nos sirve ( a los sujetos humanos) para orientarnos. Es decir, las cosas tienen la forma que el lenguaje les da. Por decirlo de una manera simple las cosas son lo que el lenguaje dice que son. Mas allá de la adhesión o no a esta postulación, nos parece que de todos modos nadie puede obviar la enorme importancia de el lenguaje en la construcción de la realidad.
Una consecuencia a modo de ejemplo: como no hay inscripción de la muerte, el lenguaje tiene modos equívocos para nombrar el estado de muerte. Incluso cuando escribo estado de muerte es un equívoco. Si se le pregunta a cualquier persona donde tiene enterrada a su abuela dirá seguramente en el cementerio del Salvador en su caso, y esto es predicar de alguien como si estuviera vivo. Es decir el efecto es que para casi todos los sujetos humanos los muertos están vivos. Es difícil que alguien diga “yo no tengo enterrada a mi abuela en ninguna parte, lo que enterramos es su cadáver o sus restos mortales”. Casi toda la literatura de terror tiene su basamento en este malentendido producto del lenguaje.
Pero lo que nos interesa en la relación entre lo público y lo privado es la ajenidad de lo público de parte de los ciudadanos. Y ahora estamos en condiciones de mostrar como el lenguaje contribuye a esta otredad de lo público. Veamos: Escuela Pública N° XXX del Ministerio de Educación de la Prov. de Santa Fé; Plaza Libertad de la Municipalidad de Rosario; Hospital Psiquiátrico del Ministerio de Salud Pública,etc. Está claro que sería demasiado largo denominar Hospital Psiquiátrico del Pueblo de la Pvcia. de Santa Fe administrado por el Ministerio de Salud Pública o Plaza Libertad del Pueblo de la ciudad de Rosario administrado por la Municipalidad de Rosario. Habrá que buscar el modo lingüístico pero esto sería una contribución no menor a esta problemática. Sobre todo porque suele tener consecuencias, incluso prácticas bastante distorsionantes en cuanto a los derechos de los usuarios.
Repasemos un poco la historia de la Salud Pública particularmente la de los hospitales. Los hospitales públicos nacieron como hospitales de caridad, es decir para los pobres que no podían acceder a los Sanatorios o simplemente a un médico. Los pobres acudían a estos hospitales de caridad donde les hacían el favor caritativo de atenderlos. Por otra parte la medicina encontró un lugar de aprendizaje para luego aplicar los conocimientos a quienes podían cobrar. Desde ya que hubo eminentes profesores y simples médicos que nunca hicieron distinciones. Hubo de transcurrir largo tiempo antes de que la salud se convirtiera en un derecho a la que el Estado estaba obligado.
Quien esto escribe ha trabajado largo tiempo en hospitales públicos y puedo afirmar sin temor a equivocarme que consciente o inconscientemente la gran mayoría de los usuarios sigue creyendo que les están haciendo un favor caritativo y de parte al menos del cuerpo no profesional que trabaja en esos lugares, al menos una buena parte de ellos, no tienen la menor idea de que el usuario está ejerciendo un derecho. Creo también que no es menor la contribución a este estado de cosas el hecho de que antes teníamos el Hospital de Caridad de las Damas de Benficiencia de Rosario y ahora tenemos el Hospital Público de la Provincia o de la Municipalidad.
Debemos señalar que hace unos años atrás fui el autor intelectual de una ordenanza que fue aprobada y posteriormente implementada por la Secretaría de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario en la que se disponía que en todos los hospitales y dispensarios de la ciudad de Rosario se publicara en forma visible los “Derechos de los pacientes de los Hospitales Públicos” cuya autoría era de la Secretaría de Salud Pública de la Pvcia. de Salta (1984) en donde solo quedaba claro cuales eran sus derechos. Esto no era poco, sin embargo, faltaba una advertencia que me parece fundamental: Los pacientes tienen esos derechos por la sencilla razón de que los hospitales les pertenecen.
El decálogo mencionado era un recordatorio de los derechos, pero no dejaba de ser una apelación, me parece, a una autoridad, por si no se los respetaban. Esta apelación en el fondo, quiero decir, protestaba a un otro que tenía la potestad de negarle esos derechos, sino ¿ para que recordarle lo que debían hacer?. Totalmente diferente es recordarle a las autoridades, profesionales, paramédicos, etc. que son empleados , administradores si se quiere, quienes son los dueños.

7

APROPIACION DE LO PUBLICO CON FINES PRIVADOS

Es indudable que la participación es fundamental para la toma de conciencia de que lo público nos pertenece, pertenece a todos los ciudadanos. Pero no siempre, por mejores intenciones que se tenga, se consigue correctamente esta participación. Por eso voy a exponer a continuación una experiencia que me tuvo como a uno de los protagonistas, a uno de los gestores de la misma y que dio por resultado paradójico la apropiación de lo público para fines privados, poniendo una vez mas en evidencia la ajenidad de lo público.
Se trataba de organizar el Depto. de Discapacitados que en ese entonces pertenecía a la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad de Rosario. Existía ese departamento pero se dedicaba casi solamente a asistencialismo proveyendo elementos ortopédicos y becas y subsidios a instituciones privadas dedicadas a los discapacitados.
Claramente faltaba desarrollar lo mas importante, casi diríamos lo esencial: la integración social del discapacitado. Para ello se consideró necesario, se priorizó, la participación de los mismos discapacitados para el diseño y ejecución de las políticas y acciones para la consecución del objetivo. Además de un encuentro con los discapacitados y sus instituciones se instituyó la Semana de Rosario con los discapacitados. Por otra parte se constituyeron dos organismos participativos: La Comisión Asesora de los discapacitados y Mesas de Trabajo que abordarían las distintas problemáticas de los mismos: Trabajo, Deporte y Recreación, Difusión de la problemática, etc. La comisión asesora estaría integrada por dos representantes por institución.
La comisión asesora tenía por función aportar la experiencia de las instituciones que conformaban para contribuir a la planificación de toda esta cuestión. Incluso se aprobó en una de las primeras reuniones la realización con la colaboración del departamento de Estadística de la Universidad Nacional de Rosario un relevamiento de todos los discapacitados de la ciudad a los fines de conocer su ubicación territorial y las necesidades que tuvieran. Por otra parte la ordenanza de Protección a los Discapacitados así lo preveía, así como disponía la creación de un fondo generado por el 2% de lo recaudado en los espectáculos públicos que constituía un monto importante.
Las reuniones comenzaron promisoriamente, se trabajaba con entusiasmo. Pero rápidamente empezó a notarse, sobre todo de un pequeño grupo de instituciones de discapacitados a resistir la utilización de los fondos (públicos) para fines que no fueran para esas instituciones.
Ejemplo: La mesa de trabajo de salida laboral envió para su aprobación a la comisión asesora, el armado de una fábrica de pastas en la que trabajarían y serían dueños discapacitados cuyo producto sería comprado por la Municipalidad para los comedores infantiles y para los hospitales como lo disponía una ordenanza que otorgaba prioridad a los emprendimientos de esta naturaleza.
Los miembros de esas instituciones a las que hago referencia comenzaron a resistir el proyecto sin poder argumentar seriamente. Se trataba de un proyecto en la que se gastarían fondos fuera de esas instituciones. Presionaron incluso al Secretario y Subsecretario de Promoción Social, aún cuando en la reunión de Comisión Asesora el proyecto fue aprobado.
La fábrica en cuestión finalmente se puso en marcha. En una oportunidad en la que estuvo en esta ciudad (Rosario), un alto miembro de la Organización Mundial de Personas Impedidas, así como funcionarios del área de discapacitados del gobierno nacional, quedaron fuertemente impresionados por esta fábrica y tuvieron toda clase de comentarios elogiosos.
Las instituciones aludidas hicieron mutis por el foro, pero eso no les impidió seguir luchando contra la fábrica de pastas. Poco tiempo después, por razones que desconozco y ya desvinculado el suscripto de esta problemática, la fábrica se cerraba. Entiendo que se abrió, posteriormente, una dentro de una de las instituciones cuestionadoras.
Debo destacar que estas personas, las de este grupo de instituciones, trabajan día y noche por las mismas. Disponen de mucho tiempo y en general son personas de buen nivel económico. Al mismo tiempo las cooperadoras de las Escuelas Provinciales de Discapacitados que tenían derecho a pertenecer a la Comisión Asesora y que agrupan mayoritariamente a la población de discapacitados y que además son los de menores recursos, casi no concurrían a las reuniones de esta comisión. Sucedía que se trataba en general de personas de pocos recursos o de maestras de esas escuelas que por lo general tenían que usar horas fuera del horario de trabajo, que de por sí es mal pago, para concurrir.
De modo que las reuniones eran por lo general hegemonizadas por estas instituciones lobystas. El argumento preferido para oponerse a los proyectos que no las beneficiaba era que se pretendía usar la plata de los discapacitados para hacer política.
Es decir la participación se convirtió en corporativización. A punto tal que haciendo loby en el H. Concejo Municipal lograron que se aprobara una comisión fiscalizadora del fondo de discapacitados, por supuesto, controlado por ellos. Este es un ejemplo, realmente dramático, de como un sector privado se apropia de lo público con fines privados. Aclaro que con fines privados institucionales. En la actualidad ignoramos que sucede con toda esta cuestión, por habernos desvinculados de esta problemática y lo que referimos sucedió ya hace algunos años. Por otra parte, cuando referimos esta experiencia, no tiene la intención de denuncia, sino que tiene una finalidad teórica: la posibilidad de como se puede distorsionar el concepto de participación produciendo un efecto no deseado ya que inicialmente se trataba de contar con la experiencia de las instituciones para abordar la problemática de todos los discapacitados de la ciudad y que la Ordenanza General de Discapacitados nos obligaba a atender. Debo señalar que los dirigentes de estas instituciones actuaban, seguramente, guiados por (subjetivamente) buenos propósitos, es decir, de buena fe.
Claro que hay modos peores de apropiación de lo público con fines privados: nos referimos al conocido flagelo de la corrupción, pero es otra cuestión, que esperemos atienda debidamente la administración de justicia algún día.
Esto nos lleva a postular que terminar con la ajenidad de lo público no puede llevarnos a distorsionar el concepto y también a afinarlo: la apropiación de lo público por parte de los ciudadanos es para decidir y controlar sobre lo público y con fines públicos, es decir, para el beneficio del conjunto de los ciudadanos.

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RESUMIENDO

Estamos ahora en condiciones de poder redondear sobre lo que nos parece fundamental en esta cuestión de lo público y lo privado en la esperanza de haberlo fundamentado suficientemente:
1) La mayoría de los llamados ciudadanos sienten como ajeno lo público.
2) No se los puede resposabilizar por esto.
3) Es imprescindible para el crecimiento y profundización de la democracia que lo
público se sienta como propio.
4) Que se sienta como propio no se puede pervertir deviniendo en apropiación para
intereses de sector o corporativos. Lo público, entonces, debe sentirse como propio.
. pero para el goce común, para las finalidades públicas
5) Sentir como propio lo público llena de sentido la existencia. Tiene consecuencias
positivas para la salud mental y previene patologías especialmente entre los jóvenes
como las adicciones.
6) Debemos encontrar los caminos para superar los obstáculos: narcisificación del
sentido y del poder.
7) Superar esta narcisificación implica el reinado de un dogma: el de la tolerancia cuya
consecuencia es aprender a convivir en la diferencia.
8) Obviamente convivir en la diferencia no es aceptar la diferencia en el trato de la ley, ni
tampoco aceptar la injusticia social.
9) Para la consecución de todas estas postulaciones se deberán tomar algunas medidas,
se tendrán que implementar políticas y programas.

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ALGUNAS PROPUESTAS

No se trata de formalizar un recetario, más bien aportar algunas líneas de acción.
En cuanto a la dirección Castoriadis nos dice algo: “Las instituciones sociales dominan a los individuos porque los fabrican y los forman: totalmente, en las sociedades tradicionales; en un grado importante aun en nuestras sociedades liberales. Lo que significa la interiorización de las instituciones por el individuo a lo largo de su vida. el punto decisivo aquí es la interiorización de las significaciones - significaciones imaginarias sociales -. La sociedad arranca al ser humano singular del universo cerrado de la mónada psíquica, lo fuerza a entrar en el mundo duro de la realidad, pero le ofrece, a cambio, el sentido, el sentido diurno. en el mundo real creado cada vez por la sociedad, las cosas tienen un sentido, la vida y (habitualemente) la muerte tienen un sentido. Ese sentido es la cara subjetiva, la cara para el individuo, de las significaciones imaginarias sociales”. Ese sentido, es el que intento impulsar en este trabajo: constituir subjetivamente al individuo a través de la apropiación de lo público. Agrego algo más de Castoriadis en esa dirección: “Llamo autónoma a una sociedad que no sólo sabe explícitamente que ella ha creado sus leyes, sino que también se ha instituído de manera de liberar su imaginario radical y ha sido capaz de alterar sus instituciones mediando su propia actividad colectiva, reflexiva y deliberativa. Y llamo política a la actividad lúcida cuyo objeto es la institución de una sociedad autónoma y las decisiones concernientes a las empresas colectivas. Es inmediatamente evidente que el proyecto de una sociedad autónoma pierde todo sentido si no es, al mismo tiempo, el proyecto que apunta a hacer surgir individuos autónomos; y recíprocamente”.
Desde un punto de vista práctico se podría por ej. impulsar en todos los ámbitos legislativos el cambio de las denominaciones de toda repartición y/o espacio público evitando el uso del artículo posesivo de o del en relación al órgano administrador agregando dicho artículo en relación posesoria con los ciudadanos a los que corresponda jurisdiccionalmente. Así el Monumento Nacional a la Bandera pasaría a llamarse Monumento a la Bandera del Pueblo de la Nación Argentina, Las denominadas escuelas de la Provincia pasarían a llamarse Escuelas del pueblo o si se prefiere de los ciudadanos de la Provincia y las Plazas Públicas de la Municipalidad se llamarían Plazas Públicas del Pueblo de Rosario. Insistimos en la importancia de esta medida que ya hemos fundamentado. Por otra parte es de muy bajo costo y de altísimo impacto psicológico.
Por otra parte, se trata de un cambio cultural. Por lo tanto la política cultural deberá priorizarse en ese sentido. Aún cuando espero que de la lectura de lo precedente se desprenda cual es la dirección propuesta y con el riesgo de ser redundante insistiré en remarcar que el apropiamiento correcto de lo público tiene que ver con el lazo social, en donde el destino de todos está jugado en la tarea común por oposición a la salida narcisista, individualista y perversa en donde el otro es vivido como un competidor que atenta contra mi supervivencia. Deberán estimularse todos los trabajos que apunten, entonces, a esa finalidad. Tampoco tiene mayores costos que los que actualmente produce.
Psicoanalizar el poder sería deseable pero de mas difícil implementación. Tal vez se pudieran realizar jornadas de reflexión para los funcionarios, para la clase política. Para ello, se podría lograr, si las figuras convocantes fueran de un grande e indiscutible prestigio. En todo caso, de lograrse una instalación cultural fuerte de participación, de apropiación de lo público, sería muy difícil que el poder, o mejor dicho quienes lo detentan, escapen al influjo de esta situación. Sin duda, es de esos lugares que se pueden esperar las mayores resistencias por otra parte.
Finalmente, desde el ámbito educacional se deberían desarrollar programas, con la asistencia de psicólogos, pedagogos y comunicadores sociales, en todos los ámbitos educativos formales y no formales. Es decir establecimientos educativos, clubes, medios masivos de comunicación. Para ello se deberán implementar convenios con la Universidad, para la participación de docentes y alumnos en estas tareas.
Como se podrá observar, resisto a detallar programas. Me limito a señalar, las grande líneas que me parece que deben seguirse porque los modos de implementación y aún estas grandes líneas deben discutirse. De lo contrario, sería contradictorio con la intención propuesta que es la participación mas amplia de los actores en las decisiones y acciones que tengan que ver con lo público.

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EL ROL DEL MUNICIPIO

Hay una indiscutible tendencia actual: la descentralización. En efecto, no parece que sea necesario en este trabajo extenderse demasiado sobre el tema porque ya se ha debatido y escrito mucho sobre esta cuestión. Y también es indiscutible que cada vez hay mayor consenso en esto. El debate sobre la autonomía municipal ya tiene años.
La implementación de una política que tenga que ver con terminar con la ajenidad de lo público está necesariamente vinculada con esta idea. Es directamente proporcional la posibilidad de implementar acciones al respecto con la descentralización, con la autonomía municipal.
La accesibilidad, es decir el contacto inmediato de los vecinos, de los ciudadanos, con el poder, facilita enormemente la participación de los mismos.
Por eso, el municipio es el ámbito ideal para poner en práctica estas políticas. Después de todo, la democracia nace en Atenas que era una ciudad-estado: la Polis.
Nuestra ciudad ya cuenta con una experiencia mas que interesante: La aplicación en la Salud Pública Municipal de los principios de la Atención Primaria de la Salud sancionada en Alma Ata, dio excelentes resultados. Y unos de los principios fundamentales de la atención Primaria de la Salud es la participación y la accesibilidad: los vecinos tienen acceso inmediato a la salud a través de los centros periféricos de salud. Y en estos se genera o se trata de generar la mayor participación de los mismos en las acciones de salud.
No se trata de una traslación mecánica de estos principios a todas las actividades. Pero indudablemente los mismos marcan algunos caminos insoslayables a la hora de buscar una actividad protagónica de los ciudadanos. La planificación de la salud de acuerdo a estos, no se da verticalmente, ni siquiera a través de las estadísticas. Se consulta permanentemente a la gente.
Debo aclarar que no se trata de renegar de las estadísticas. Estas son un auxiliar importante y se deben utilizar. Pero lo que se debe cambiar es el ojo del investigador: Ya se sabe hasta que punto el deseo y hasta la lectura de la misma suele estar teñido no solo del deseo sino también de los prejuicios del que investiga.
Pero si me parece que los instrumentos de consulta, la lectura de las respuestas, debe ser muy cuidadosa: se deben afinar dichos instrumentos para no distorsionar el deseo de los ciudadanos.
Por esto, entonces, la Municipalidad, al no mediatizar la relación con el ciudadano permite un intercambio fluido de comunicación. El rol de la Municipalidad por ello es ideal para combatir esta ajenidad de lo público. Me parece tan obvio, que creo que no merece seguir insistiendo con este tema.
La apertura de centros descentralizados municipales es indudablemente auspicioso y seguramente es un factor interesante para contribuir sustantivamente a ese sentimiento subjetivo de apropiación de lo público.

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EPILOGO

Emiliano Galende, psiconalista argentino, termina su libro “Historia y Repetición. Temporalidad subjetiva y actual modernidad” del siguiente modo:
“En El malestar en la cultura, Freud cierra su ensayo con la siguiente afirmación:
A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si - y hasta qué punto - el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones colectivas emanadas del instinto de agresión y de autodestrucción. en este sentido, la época actual merezca nuestro particular interés...Nuestros contemporáneos han llegado a tal extremo en el dominio de las fuerzas elementales, que con su ayuda les sería fácil exterminarse mutuamente hasta el último hombre. bien lo saben, y de ahí buena parte de su presente agitación, de su infelicidad y su angustia. sólo nos queda esperar que la otra fuerza de ambas ‘potencias celestes’, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario, mas ¿ quién podría augurar el desenlace final ?
Coincido con Freud, y con todos aquellos que desde el comienzo del dominio de la razón iluminista sobre el planeta alertaron sobre esto, que el destino del hombre está unido al desarrollo de una cultura que sea capaz de hacer frente - y esto supone también hacerlo consciente - a las fuerzas de la autodestrucción y la agresión entre los hombres. La modernidad y su temporalización histórica han pretendido hasta aquí ignorar lo evidente. Se trata de no perder lo que la historia representa como factor de subjetivación y unión entre los hombres, sino de ensanchar su horizonte, dialectizando aquello que la razón histórica dejó de lado como su negativo y apostar así a una acción más eficaz sobre ‘la agitación, la infelicidad y la angustia’ que Freud señala, y que en la actual modernidad debemos reconocer como el aislamiento, el sentimiento de vacío, el empobrecimiento del lazo social y el dominio regresivo del narcisismo. ‘¿Quién podría augurar el desenlace final?’ como es obvio, no lo sabemos. Pero si sabemos que nadie está fuera de esta lucha y que el dominio del ‘eterno Eros’ no provendrá finalmente de ninguna potencia celeste, sino de lo que cada uno de los hombres sepa hacer para no permanecer en lo mortífero del aislamiento (en el que siempre dominará la pulsión de muerte), y de la fuerza del deseo para unirse a los otros en la vida social (en que jugará su chance Eros).”
La negrilla me pertenece. Galende tratando sobre otro tópico, pero que obviamente tiene que ver con lo que hasta aquí vengo exponiendo, coincide hasta en los términos.
Me parece apropiado citar para el final de este trabajo otra vez a Castoriadis con este extracto de un texto de él que me parece paticularmente conmovedor: “...en la vida, tal como está hecha para mí y para los demás, topo con una multitud de cosas inadmisibles; repito que no son fatales y que corresponden a la organización de la sociedad. Deseo, y pido, que antes que nada, que mi trabajo tenga algún sentido, que pueda probar para qué sirve y la manera en que está hecho, que me permita prodigarme en él realmente y hacer uso de mis facultades tanto como enriquecerme y desarrollarme, y digo que es posible, con otra organización de la sociedad para mí y para todos. Digo también que sería ya un cambio fundamental en esta dirección si se me dejase decidir, con todos los demás, lo que tengo que hacer y, con mis compañeros de trabajo, como hacerlo.
Deseo poder, con todos los demás, saber lo que sucede en la sociedad, controlar la extensión y la calidad de la información que me es dada. Pido poder participar directamente en todas las decisiones sociales que pueden afectar a mi existencia, o al curso general del mundo en que vivo. No acepto que mi suerte sea decidida, día tras día, por una gente cuyos proyectos me son hostiles, o simplemente desconocidos, y para los que nosotros no somos, yo y todos los demás, mas que cifras en un plan, o peones sobre un tablero, y que, en el límite, mi vida y mi muerte estén entre las manos de unas gentes de las que sé que son necesariamente ciegas.
Se perfectamente que la realización de otra organización social, y su vida, no serán de ningún modo simples, que se encontrarán a cada paso con problemas difíciles. Pero prefiero enfrentarme a problemas reales que al delirio de un De Gaulle, a las artimañas de un Jhonson, o a las intrigas de un Jrushov. Si incluso debiésemos, yo y los demás, encontrarnos con el fracaso en esta vía, prefiero el fracaso en un intento que tiene sentido a un estado que se queda más acá incluso del fracaso.
Deseo poder encontrar al prójimo a la vez como a un semejante y como alguien absolutamente diferente, no como un número, ni como a una rana asomada a otro escalón (inferior o superior, poco importa) de la jerarquía de las rentas y de los poderes. Deseo poder verlo, y que me pueda ver, como a otro ser humano, que nuestras relaciones no sean terreno de la expresión de la agresividad, que nuestra competitividad se quede en los límites del juego, que nuestros conflictos, en la medida que no puedan ser resueltos o superados, conciernan unos problemas y unas posiciones de juegos reales, arrastren lo menos posible de inconsciente, estén cargados lo menos posible de imaginario. Deseo que el prójimo sea libre, pues mi libertad comienza allí donde comienza la libertad del otro y que, solo, no puedo ser más que un “virtuoso de la desgracia”. No cuento con que los hombres e transformen en ángeles, ni que sus almas lleguen a ser puras como lagos de montaña - ya que, por lo demás, esta gente siempre me ha aburrido profundamente. Pero sé cuánto la cultura agrava y exaspera su dificultad de ser, y de ser con los demás, y veo que multiplica hasta el infinito los obstáculos a su libertad.
Sé, ciertamente, que este deseo mío no se puede realizar hoy; ni siquiera, aunque la revolución tuviese lugar mañana, realizarse íntegramente mientras viva. Sé que un día vivirán unos hombres para quienes el recuerdo de los problemas que mas pueden angustiarnos hoy día, no existirá. Este es mi destino, el que debo asumir y asumo. Pero esto no puede reducirse ni a la desesperación ni al rumiar catatónico. Teniendo este deseo, que es el mío, no puedo más que trabajar para su realización”.
Es que la apropiación de lo público, expurgarse del sentimiento de ajenidad de lo público, tiene nada menos que esta consecuencia: construcción del lazo social, llenar de sentido la propia existencia, profundizar la democracia, renegar de los padres de la horda, salida del aislamiento narcisista y de su impregnación de instinto de muerte, es resistir al borramiento del deseo, es resistir a la globalización neoliberal. Es apostar, en suma, al triunfo de Eros.

































































POLITICA:
Lo Público y lo privado.
Es una mirada desde el psicoanálisis de la política, particularmente de las dificulatades de funcionamiento de la democracia. Es el resúmen de lo que pienso actualmente. Creo que este análisis es válido fundamentalmente para la República Argentina.

INDICE
PROLOGO...................................................................................................................1
LA AJENIDAD DE LO PUBLICO...............................................................................2
ETIOLOGIA DE LA AJENIDAD.................................................................................4
AJENIDAD Y SIN SENTIDO EXISTENCIAL............................................................5
LAS RELACIONES ENTRE LA INTOLERANCIA, LA PARANOIA Y EL DISCUR-
SO POLITICO COMO OBSTACULO..........................................................................7
EL PADRE DE LA HORDA Y EL SENTIDO CERRADO.........................................10
EL LENGUAJE Y LA AJENIDAD.............................................................................11
APROPIACION DE LO PUBLICO CON FINES PRIVADOS...................................14
RESUMIENDO...........................................................................................................16
ALGUNAS PROPUESTAS.........................................................................................17
EL ROL DEL MUNICIPIO.........................................................................................19
EPILOGO................................................................................................................... 20
INDICE.......................................................................................................................23

BIBLIOGRAFIA
Sigmund Freud
Totem y tabú OC
El malestar en la cultura OC
Carta a Einstein OC
Introducción del narcisismo OC
Rynti D’Angelo y otros
Una introducción a Lacan Lugar Editorial
Jaques Lacan
El estadio del espejo
Cornelius Castoriadis
La institución imaginaria de la sociedad Zona Erógena N° 13 y 15
Subjetividad e Histórico Social - Reportaje de F. Urribari Zona Erógena N° 15
Michel Foucault
El Discurso del Poder- Selección de O. Terán Folios Ediciones
Emiliano Galende
Historia y Repetición. Temporalidad subjetiva y actual modernidad - Paidós

¿ Pueden las instituciones hacer cualquier cosa con el humano singular al socializarlo? Casi. Pueden hacer un musulmán, un cristiano, un arapesh, un budista, cualquier cosa. Pero hay algo que ella no puede ignorar y es que la psique humana misma tiene una necesidad absoluta de sentido. Es decir que las instituciones al socializar al individuo - a medida que las capas de la socialización se aglomeran alrededor del núcleo de la psique - tiene que proveer al individuo de sentido. Esto es gracias a las significaciones imaginarias sociales. Es decir que las significaciones imaginarias sociales son lo que anima a las instituciones de una sociedad, y lo que hace que tengan - que puedan tener sentido, y por ello eficacia.
Cornelius Castoriadis

A MODO DE PROLOGO

Cuando era niño en mi casa se leían diarios y revistas que publicaban las noticias de la segunda guerra mundial. Fotografías que daban cuenta del horror de la guerra.
Supongo que entonces nació para mi la necesidad de entender porque sucedía todo eso. Muy tempranamente entonces me interesé por la política y por la psicología. Siempre me pareció que si había respuestas debían buscarse en esas dos disciplinas. La política la hacen los hombres y éstos son necesariamente animales políticos cuya constitución psíquica deriva de una circularidad con el imaginario social (Castoriadis) o como el efecto del gérmen constitutivo de la sociedad producto del drama originario con el padre (Freud).
Cuando menciono psicología lo hago en un sentido amplio. Y es en ese sentido que entiendo al psicoanálisis como psicología. Debo aclarar que utilizo en este trabajo aportes de pensamientos, a veces, antagónicos, pero que en el recorte que utilizo de sus discursos, sirven a los propósitos del mismo.
No es frecuente que los psicoanalistas escriban sobre política. Y cuando lo hacen suelen ser trabajos para psicoanalistas. Pocas veces, sin embargo, los psicoanalistas escriben para la política, para los políticos. Hubo una época en que los psicoanalistas se comprometieron fuertemente: en la década de los 60 y 70. Pero con el auge del lacanismo pareció evaporarse el interés por la política.
El trabajo que aquí expongo no es un trabajo de psicoanálisis. Es el trabajo de un psicoanalista fuertemente interesado en la política. Es por ello que abordo temas políticos utilizando frecuentemente categorías psicoanalíticas, en la esperanza de que sean de alguna utilidad.
Por otra parte, escribir sobre lo público y lo privado, parece ser un desafío acerca de las relaciones entre las dos categorías. Por ej.: ¿ Debe el estado regular la actividad privada ? ¿ Que, cuando y donde ? Deliberadamente, elegí un recorte, pero no cualquier recorte. Un recorte que se me antoja fundamental. Tan fundamental que de lograrse, todo, tarde o temprano vendría por añadidura. Quiero decir que dejarían de ser categorías en conflicto y si esto fuera así, la utopía dejaría de ser utópica. Por eso, no sueño con que se pueda resolver, al menos fácilmente, pero si que tal vez comencemos a recorrer ese camino.

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LA AJENIDAD DE LO PUBLICO

Un campesino francés analfabeto se encontraba cierta mañana de 1914 trabajando la tierra, cuando el policía del pueblo se le acercó transpirado, para entregarle un papel. En el mismo se consignaba que el Ejército le ordenaba presentarse en un cuartel. Una vez en la sede militar, le explican que la patria lo necesita, porque debe defenderla de la agresión alemana, le ponen un uniforme, lo instruyen militarmente y lo mandan al frente. A los 20 días un obús termina con su vida, después de haberse horrorizado viendo como sus ocasionales compañeros eran despanzurrados, baleados, mutilados, y sin haber entendido porque le pasaba todo esto. En estas breves líneas, con tono de alegato antibélico he puesto un ejemplo extremo. El tampoco tenía la menor idea de lo público y lo privado, mas allá de cualquier postura que se tenga sobre la guerra, para el pobre campesino de nuestra historia, su muerte, y tal vez esto sea lo peor, no tuvo el menor sentido.
Si se le pregunta a un alumno secundario de una escuela provincial en el curso de una charla de quién es la escuela a la que él concurre, les contestará seguramente que es de la provincia.
Y si se le pregunta a un jubilado que está plácidamente sentado en una plaza de quién es la plaza les dirá que es de la Municipalidad.
Vemos en el primer caso como un individuo fue arrancado de su vida privada para dar, nada menos que su vida, sin que el tuviera ni arte ni parte (al menos subjetivamente), por una cuestión pública y en el segundo y tercer caso el absoluto sentido de ajenidad de la cosa pública. Esto es un presupuesto del que parto en una constatación directa, una intuición que presupongo compartida, en la seguridad de que una investigación mas fina lo confirmaría.
Esta constatación directa, deriva de mi experiencia con niños escolares que visitaban al H. Concejo Municipal y a los cuales, durante un corto período, debía instruirlos sobre el funcionamiento, composición, finalidad, etc., del mismo. Comenzaba entonces la instrucción con una pregunta: ¿ De quién es el H. Concejo Municipal ? Las respuestas invariablemente eran: del gobierno, de la municipalidad, de los concejales, etc. solamente un niño me respondió: del pueblo. Un niño sobre siete u ocho cursos, vale decir uno en alrededor de doscientos cincuenta niños.
Cuando menciono ajenidad, también podríamos decir otredad, me refiero a una alteridad radical, a una no pertenencia absoluta, un despojamiento total, una no pertenencia
Todo esto sucede en democracia. No vamos a referirnos a dictaduras porque merece otro análisis y creo que no es lo pertinente para la intención de este trabajo.
Vivimos en la Res-pública Argentina. Res-pública, cosa pública. Cosa pública organizada jurídicamente, esto es el Estado. Esa organización jurídica establece que la cosa pública, nuestra cosa pública, será administrada por los poderes del Estado y vigilada por los ciudadanos, por los contribuyentes de la cosa pública, quienes delegan a sus representantes la responsabilidad de su administración.
Para ello se instrumentan elecciones con Partidos Políticos. Políticos, política, actividad encaminada a proponer y realizar distintas ideas sobre el modo de administrar la cosa pública.
Política, polis=ciudad, ciudad, ciudadanos. En la Polis griega los ciudadanos se reunían para tratar la cosa pública. No participaban los idiotas, estos eran primitivamente las personas que no participaban en la actividad cívica (niños, mujeres, esclavos). Este termino se uso también para señalar al individuo excéntrico, que vive recluido en sí mismo, como lo indica el prefijo idio, que significa “propio, personal”.(Jorge Luis Borges “El arte de insultar”)

2

ETIOLOGIA DE LA AJENIDAD
Encuestas serias de realizadas en el año 1998 consignaban que el 91% de las personas de este país descreían de la política y de los políticos. Y en el ranking de credibilidad los partidos políticos estaban apreciablemente depreciados, después de las Fuerzas Armadas y de la Iglesia. Y no es un dato menor que el 20% de los votos, en las últimas elecciones en la Provincia de Santa Fe, votó en blanco sin contar los anulados y los que directamente no fueron a votar.
Hay elementos diagnósticos obvios: no han sido precisamente, salvo honrosas excepciones, los políticos quienes han dado muestras de ser creíbles. La Argentina es uno de los países con mayor corrupción según encuestas recientes internacionales y han sido frecuentes las exhibiciones obscenas de derroche por parte del poder central fundamentalmente. Y el degradado espectáculo de jueces que han terminado presos, con el consiguiente descrédito de uno de los tres poderes del estado.
Por otra parte es, por desgracia, frecuente la práctica de dirigentes políticos que temerosos de perder poder no permiten la participación de los ciudadanos en la actividad política. Esto se da mas generalizadamente en los grandes y tradicionales partidos políticos. Suele suceder, y lo reconocen en privado muchos dirigentes políticos, sobre todo en los comités y unidades básicas. Sobre todo con quienes manifestasen intenciones serias y mucho mas si se demuestra capacidad, talento e inteligencia. En estos casos son inmediatamente detectados como posibles competidores y por lo tanto, a través de distintas metodologías se los termina expulsando.
Otra vertiente que contribuye a la ajenidad de la cosa pública es la larga tradición de gobiernos autoritarios y paternalistas: nadie puede considerar a la cosa pública como propia bajo una dictadura. Perón también contribuyó a la no participación: repetía después de las grandes movilizaciones: Del trabajo a casa y de casa al trabajo, es decir, de la cosa pública me encargo yo.
Finalmente ningún gobierno ha dado respuestas efectivas a las demandas populares: sigue campeando la injusticia social y actualmente vemos una enorme capa de la población excluida, desocupada, grandes capas con las necesidades básicas insatisfechas, la clase media en un proceso de franco deterioro y se calcula que solamente un 10% de la población acumula riquezas, tiene capacidad de ahorro y son los únicos beneficiarios de la actual organización socioeconómica. Es difícil entonces, que en estas condiciones se sienta la cosa pública como propia.
Michel Foucault irá aún mas allá, lo atribuirá a las condiciones políticas y económicas de la existencia, él dice: “...Mi propósito es demostrar en estas conferencias como, de hecho, las condiciones políticas y económicas de existencia no son un velo o un obstáculo para el sujeto de conocimiento sino aquello a través de lo cual se forman los sujetos de conocimiento y, en consecuencia, las relaciones de verdad. Sólo puede haber ciertos tipos de sujetos de conocimiento, órdenes de verdad, dominios de saber, a partir de condiciones políticas, que son como el suelo en que se forman el sujeto, los dominios de saber y las relaciones de verdad”
Tenemos pues, suficientes elementos para el diagnóstico que dan cuenta de este sentimiento de ajenidad, de otredad de la cosa pública.
En mi opinión, es central revertir esta cuestión. Me propongo en este trabajo demostrar porque es central, cuales son los obstáculos mas insidiosos para conseguirlo y algunas líneas de acción posibles.

3
AJENIDAD Y SIN SENTIDO EXISTENCIAL

Es bastante obvio que la participación ciudadana garantiza la continuidad y el crecimiento de la democracia. Pero la participación solo es posible si lo público se siente como propio. Me parece que es responsabilidad del poder público y de los partidos políticos trabajar denodadamente por la defensa de la democracia. al menos eso es lo que se enuncia permanentemente. La historia nos enseña que siempre están al acecho fuerzas obscuras que por distintos motivos, por distintos intereses, trabajan para destruirla: El fracaso de la democracia siempre abona el surgimiento de la irracionalidad. Después de todo no hace tanto tiempo esto pasó en Alemania con el surgimiento de Hitler y el nazismo y en nuestro propio país con Videla y el proceso, con las trágicas consecuencias que todos conocemos y muchos sufrimos en carne propia.
Y no se nos puede escapar que el grado de escepticismo, descreimiento, son por lo menos síntomas alarmantes. Esto se agrava considerablemente porque en los sectores de la juventud se puede observar este fenómeno con mucha fuerza, a punto tal que está extendida en ellos la ideología del no future, es decir no hay futuro, vivamos el presente.
La caída del muro de Berlín, el surgimiento del postmodernismo y la consecuente instalación de la globalización neoliberal con el consiguiente borramiento de la subjetividad instalaron el vaciamiento de sentido de la existencia.
Aquí llegamos a otro punto nodal: el sentimiento de ajenidad de la cosa pública está fuertemente ligado al sinsentido de la existencia. Aunque esto lo desarrollo en profundidad mas adelante, podemos adelantar que todos los sujetos tenemos mas o menos consciente que nuestra existencia está fuertemente determinada por la ley, por el ordenamiento económico, por las autoridades. En la medida que nuestra capacidad de decisión es constreñida, sentimos que no somos dueños de nuestro destino, solemos atribuir a éste la potestad de dirigir nuestra existencia. De ahí a pensar que la vida no tiene sentido hay evidentemente un trecho muy corto. A contrario sensu la existencia se llena de sentido cuando vivenciamos que somos dueños de nuestros destinos en las oportunidades que reasumimos nuestra capacidad decisoria.
A riesgo de ser reiterativo insistiré en señalar que la globalización, el neoliberalismo, la inhumana actividad del capital financiero internacional, llevan hasta el paroxismo el borramiento de la subjetividad. El deseo humano queda borrado. Nuestras vidas y el futuro de nuestros hijos están a merced de estos enormes poderes y mas que nunca estamos privados de la cosa pública. Se puede, entonces, entender mas claramente, que vivimos una época en la que campea el sinsentido, con las tremendas consecuencias que esto acarrea: depresiones, alcoholismo, drogadicción. Casualmente las patologías en el campo de la salud mental se califican como patologías sociales.
Es que cuando se le encuentra sentido a la existencia, el ser humano puede llegar hasta a dar su vida por ello: Los protagonistas de cualquiera de las revoluciones que tuvieron lugar en el mundo dan la vida por estas revoluciones porque sienten fuertemente que tiene sentido hacerlo. El pueblo cubano soporta un bloqueo económico desde hace mas de 30 años provocándole múltiples penurias pero mas allá de adhesiones o no, que provoque la revolución cubana, no hay duda que buena parte del pueblo cubano está dispuesto a dar la vida por ella.
Y quienes participamos de los acontecimientos de los años 70 podemos recordar como estaba cargada de sentido esa época de nuestras vidas.
Es que es el otro el que nos constituye como sujeto. Es el lazo social que hacemos el que nos humaniza, entonces, como podemos permitir que nos escamoteen la cosa pública, que no es otra cosa que los intereses del conjunto. Es por esto que hacernos cargo de la cosa pública llena de tanto sentido la propia existencia. Es por esto que cuando la sentimos ajena aparece el sinsentido. Porque se diluye la posibilidad de hacernos cargo de nuestro destino, porque se decide nuestro destino sin nuestra participación.
La vida cotidiana con sus obligaciones laborales, la atención de los problemas particulares, y el sentarse al final de la jornada frente a la TV, atentan claramente a la posibilidad del armado de lazos sociales. Se termina siendo un receptáculo pasivo de información y entretenimiento para regocijo de quienes ven al ciudadano como un cliente para el consumo o como un cliente para el mantenimiento o aspiración de poder. Se intenta idiotizarnos porque somos idiotas si no protagonizamos la cosa pública como los idiotas griegos que no podían concurrir a las asambleas.

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LAS RELACIONES ENTRE LA INTOLERANCIA, LA PARANOIA Y EL DISCURSO POLITICO COMO OBSTACULO

Expondremos ahora un obstáculo, tal vez el mas insidioso, porque pertenece a la naturaleza misma del ser humano. Freud se refería, me parece, a este obstáculo, cuando comentaba la revolución rusa: el ser humano no quiere compartir el poder, es más, quiere acumularlo en una lógica ciega y que es que el poder solo quiere mas poder.
Ya expuse que la participación activa en la cosa pública, y mas específicamente en la política, carga de sentido nuestra existencia. Pero este sentido se transforma con facilidad, como el vino en vinagre, cuando en vez de apuntar a la construcción de la ciudad (la Polis) con la consecuencia del reconocimiento del otro, aún cuando sea diferente, para mi propia constitución como sujeto, para la constitución de mi subjetividad, se convierte en sentido narcisista y absoluto de certezas, paranoico.
Este deslizamiento es harto frecuente y trataré de dar cuenta de esto. Para esto, necesitaremos analizar las relaciones entre la intolerancia, la paranoia y el discurso político.
Sería tal vez necesario ponernos de acuerdo sobre que es la intolerancia. La intolerancia se puede definir fenomenicamente como un sentimiento de rechazo, que desgraciadamente suele transformarse en conductas, sustentado en que el otro es diferente. Cualquier diferencia. Esto, claro está, también afirmado en la carga narcisista que el intolerante hace de su persona. Esto es, para decirlo de una vez, el intolerante es como si dijera: ”No lo tolero porque no es idéntico a mi” y a su vez también: ”Por que yo soy el modelo de la perfección y si no lo soy yo al menos si lo son mis ideas o mis ideales.” Y esto se extiende claro, a lo territorial, a los símbolos, a las culturas, a las religiones y por supuesto a los discursos ideológicos que a su vez sostienen a los discursos políticos.
El ser humano se angustia, no soporta, el vacío. La falta, así se dice ahora en el psicoanálisis, que remite a la castración. La búsqueda del sentido en la existencia no es otra cosa que el intento de suturar ese vacío. Y ese es el empeño de los discursos ideológicos y religiosos. Estos discursos en ese sentido son parientes muy próximos y padres de los discursos políticos con el aditamento de que este último desea obtener el poder político. Poder que a su vez, remite a eliminar la angustia de castración.
De ahí, que cuando mas sentido se otorga al discurso ideológico, religioso o político, menor es el sentimiento de castración y consecuentemente mayor es la protección narcisística. Y es por ello que cualquier discurso diferente, por lo tanto cuestionador de las seguridades obtenidas por el sentido dado, será fatalmente paranoizado e inevitablemente víctima de la intolerancia.
Claro está que los discursos políticos están llenos de buenas intenciones: libertad, igualdad, solidaridad, participación, bienestar, etc.. Y por supuesto que los portadores de esos discursos, en muchísimos casos, creen realmente en ellas. Freud, advertía en los comienzos de este siglo sobre estas cuestiones. Refiriéndose a la revolución rusa del 17, por ejemplo, decía que estaba llena de ideas interesantes, altruistas, pero que las revoluciones por buenos que fueran sus propósitos, están encarnadas por seres humanos y estos, a su vez, están constituidos de tal manera, que dificultaba que pudieran llevar a cabo tales maravillas.
Hoy en día, incluso se puede observar que se ha primitivizado en vastas regiones del mundo el discurso político: las diferencias ya no son ideológicas como en la guerra fría o económicas como en la expansión del imperialismo de los países centrales y en la 1ª Guerra mundial, sino que simplemente son de ser. Los ejemplos de la ex-yugoslavia, la guerra de tusis y hutus en Africa, y el fanatismo de algunos países musulmanes exacerbado hasta el paroxismo en los talibanes de Afganistán son elocuentes. En esos lugares cualquiera pierde la vida por no ser de determinada raza o creencia. No por lo que piensa, es decir no por sus discursos.
Es que el sentido aumenta proporcionalmente con el grado de certeza. Es decir a mayor certeza, mayor sentido y mayor intolerancia. Y si a esto se le agrega el ingrediente del poder, la intolerancia se convierte en persecución.
Por eso, con todos los defectos, a veces tremendos, la democracia es, creemos, el mejor sistema, ya que aunque sea por ambición de poder, los diferentes partidos políticos se contrabalancean.
La política es también lucha por el poder. Este poder se desea en lo manifiesto para muchos propósitos según sea el sujeto o el grupo político: para procurar bienestar, para cambiar el mundo por otro solidario, por la igualdad, por la justicia social, para robar, para mejorar la situación personal, etc. Pero en lo inconsciente, en lo mas profundo, estará implicado el negar la castración, la protección del narcisismo, por la ecuación imaginarizada en la que a mayor poder, menor castración. De ahí la intolerancia, la desconfianza a cualquier diferente, por pequeña que sea la diferencia, ya que con su diferencia cuestiona la elección de sentido y por lo tanto hace peligrar la posibilidad de poder y consecuentemente aumenta el sentimiento de castración.
Por eso es que los ambientes políticos tienen siempre un tono conspirativo, conciliabular, con corrillos, de reuniones herméticas. Siempre está presente el temor al otro o a los otros diferentes. Por eso en todo esto hay un trasfondo intolerante y paranoico.
Las diferencias tienden a atenuarse, cuando no a olvidarse, cuando hay una amenaza exterior. Siempre las amenazas exteriores tienden a cohesionar. Por ejemplo, los partidos políticos pueden llegar a unirse fuertemente si hay una tentativa de destrucción del sistema democrático.
Resumiendo: Los discursos políticos son la formalización de un sentido en orden a la organización social y económica de los hombres fundamentado en ideales. Pero esto tiene dos consecuencias inevitables: en tanto es formalizado en un sentido produce un efecto paranoico e intolerante en relación a los otros discursos; y por otra parte se hace necesaria una herramienta para llevar a cabo ese sentido: el poder. Y este poder esta íntimamente relacionado con la negación del complejo de castración lo que produce generalmente una lógica del poder que es que el poder solo quiere mas poder.
Es decir: los iniciales ideales políticos cuyos propósitos es construir la felicidad de los hombres son alienados por el sentido y el poder, ambos fuertemente narcisificados.
Tanto el capitalismo como el comunismo en este siglo han mostrado acabadamente lo que postulamos: el capitalismo es hijo del liberalismo que inicialmente proclama como valor supremo la libertad y termina siendo la libertad de los mas fuertes y para los mas débiles la libertad de morirse de hambre. El comunismo, por su parte, proclama la dictadura del proletariado como único modo de construir un mundo solidario y termina con la regulación minuciosa del pensamiento, del arte y no solo mata la creatividad, la posibilidad de ser diferente, sino que además crea una oligarquía burocrática. Los sentidos se convierten inevitablemente en dogmas y todo termina en una acumulación desaforada de poder.
Nuestra propuesta se basa entonces en la construcción de una política pública que postula, claro, una sociedad solidaria, tolerante, libre, creativa, con reparto equitativo de lo que produce. En esto en realidad no nos diferenciamos mucho de la mayoría de los discursos políticos.. Donde proponemos diferenciarnos es en la cuestión del sentido y en la cuestión del poder.
En relación a la cuestión del sentido postulamos la discusión permanente, el antidogmatismo, el examen crítico de los datos de la realidad, realidad que por otra parte está en constante cambio sobre todo desde la segunda mitad del siglo XX, teniendo, claro, muy en cuenta los datos que los mejores pensadores y científicos nos aportan, es decir, no cerrar el discurso en el encuentro de sentido, sino por el contrario, dejarlo abierto, con posibilidad de innovación permanente, por supuesto apuntando a los ideales enunciados precedentemente.
Y en cuanto al poder propiciamos la mas amplia participación democrática, buscando el consenso mas amplio, la circularidad de los cargos, evitando en lo posible, la profesionalización de la política.
Ambas cosas son difíciles de conseguir: por una parte hay una inevitable búsqueda de sentido en el ser humano, una búsqueda de dogmas, porque ello alivia el vacío existencial, alivia la angustia al aferrarse a “verdades” absolutas que de todos modos la historia se ha encargado de evaporar. Es sin duda, mucho mas complicado aceptar verdades provisionales que siempre deben ser sometidas a crítica.
En cuanto al poder, también hay una tendencia estructural en el ser humano a la acumulación del mismo ya que ilusoriamente trata mediante el mismo, como ya dijimos, exorcizar a la angustia de castración, a la misma muerte.
En eso consiste nuestro desafío: La construcción de un poder verdaderamente funcional a la gente y al aprendizaje de servir a verdades provisionales con un pensamiento crítico permanente. Creemos que de este modo se evitarían las desgraciadas tergiversaciones que constantemente sufre el sistema democrático. Y la política sería creíble.
Esto en el terreno de lo ideológico. Una consecuencia de lo dicho en relación a la mas amplia participación es que los ciudadanos dejan de ser objeto de la política para pasar a ser sujetos. Es decir actores protagónicos de la vida política, de la vida pública.

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EL PADRE DE LA HORDA Y EL SENTIDO CERRADO

Nos enfrentamos a lo que parece una contradicción. En efecto, hemos afirmado que la participación en la vida política, en lo público, carga de sentido nuestras vidas y también hemos afirmado que los discursos políticos cargados de sentido son irremediablemente paranoicos y que con el aditamento narcisista del poder se convierten en intolerantes y persecutorios.
Para saldar esta contradicción deberemos acudir nuevamente a Freud. En Tótem y Tabú, el expone una teoría antropológica sobre la filogénesis del complejo de castración, de la ley de la exogamia, del complejo de Edipo. Cabe acotar que para el estructuralismo las afirmaciones freudianas son valiosas como mito, pero como un mito que sirve. Entonces quiere decir que cualquiera sea el caso nos resulta útil.
En el trabajo de Freud que referiré en una muy apretada síntesis y en lo que hace a lo pertinente de esta exposición nos cuenta que los hombres primitivos vivían en hordas sometidas a un hombre poderoso, el padre de la horda, quién castraba a los hijos jóvenes para poder disponer de todas las hembras. Los hijos en determinado momento se unen, lo matan y se lo comen para así apropiarse del poder del padre. La culpa sobreviniente se instala en ellos como la ley del padre, que establece que los hijos deberán buscarse hembras fuera de la horda, de la familia. De este modo se instala la ley del incesto (exogamia) so pena de ser castrado.
Esta ley del padre, podemos decir que desde el punto de vista de la teoría psicoanalítica, es el germen de todas las leyes, en sentido amplio, que hacen a la organización social.
Ahora estamos en mejores condiciones para abordar la contradicción. Cuanto mas cerrado es el sentido parece estar mas del lado del padre omnipotente y por lo tanto mas paranoico es su efecto. Pero el sentido que da a la existencia el participar de la cosa pública, en la discusión en la asamblea de los ciudadanos es necesariamente abierto, a la tolerancia, a la diferencia. Es la diferencia entre autocracia y democracia. Sentido de la participación como hermano (fraternidad).
Sin duda, cuando se ejerce el poder, aún cuando sea por delegación, aparece el fantasma del padre pugnando. De ahí que sea, por otra parte, totalmente necesario, el control de los administrados. De ahí que sea también imprescindible la gestión de la ley por parte de los hermanos.
Cabría pues la posibilidad de que si bien el discurso político siempre produce un efecto de paranoia podemos distinguir un sentido autocrático (padre de la horda) y un sentido democrático (hermanos) y también justificar éticamente que el discurso democrático, abierto y plural, sea paranoico respecto del autocrático.
Hasta aquí entonces, hemos expuesto, basándonos también en la teoría psicoanalítica, cuales son los obstáculos que se levantan entre lo privado y lo público. Y no podemos dejar de ceder a la tentación, también psicoanalítica y de acuerdo a las contribuciones de Lacan, de señalar que hemos pasado revista porque y como los ciudadanos son frecuentemente privados de lo público.

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EL LENGUAJE Y LA AJENIDAD

Podemos pues, resumir, como a pesar de la instalación formal de la democracia y la frecuente declamación exortativa a la participación existen toda una serie de obstáculos por la que los ciudadanos sienten ajeno lo público. Y es obvio, que la democracia así constituída es frágil. Por esto es central revertir esta situación.
No es posible formalizar un recetario, pero si es posible pensar en algunas líneas fundamentales, pensar en algunas experiencias fallidas para no repetirlas, como modo de contribución para la resolución de esta problemática.
Creo que no es aventurado afirmar que la cultura es dinámica y que en realidad lo que está instalado y descripto anteriormente es un estadio cultural. Es decir, que el estadio cultural actual es incipientemente democrático y que es necesario tender a la construcción de una cultura desarrolladamente democrática. Creo que esto es posible porque el actual estado de cultura democrática contiene los elementos, aunque mas no sea formales, para permitir el desenvolvimiento de la misma en la dirección apuntada. En otros términos el actual estadio contiene los elementos de contradicción necesarios y suficientes como para producir los saltos dialécticos que nos lleven a la construcción de una democracia real.
En efecto, estamos convencidos de que la democracia es el único sistema, por no estar cimentada en un único discurso ideológico, aún cuando sea éste excelente (pero que no dejaría de ser discurso cerrado), que es casi infinitamente perfectible.
No está demás acudir nuevamente al auxilio de Sigmund Freud. En la carta que le envía Einstein, en respuesta a una misiva de éste en la que le solicita su opinión para evitar las guerras, le detalla las dificultades para este logro, explicándole la naturaleza psíquica humana. Sin embargo, en las postrimerías de ese trabajo, señala que el único remedio es mas cultura. Para entender esta afirmación debemos recordar que Freud postula que el hombre primitivo (recuérdese al padre de la horda) se convierte en civilizado a partir de la represión de sus instintos. La represión de los instintos bestiales (incesto y asesinato) produce la cultura humana. Un producto de la cultura, casi el fundamental, es el lenguaje.
Los aportes de el lenguaje en esta tarea son, creo importantísimos. Acudimos nuevamente a los maestros del psicoanálisis. En este caso a Jaques Lacan, quien postula, basándose en el nominalismo, que el lenguaje construye la realidad. Como este trabajo no es específicamente filósofico, en forma muy breve y resumida, intentaremos dar cuenta de esto: en efecto, el lenguaje al nombrar las cosas les da un orden que nos sirve ( a los sujetos humanos) para orientarnos. Es decir, las cosas tienen la forma que el lenguaje les da. Por decirlo de una manera simple las cosas son lo que el lenguaje dice que son. Mas allá de la adhesión o no a esta postulación, nos parece que de todos modos nadie puede obviar la enorme importancia de el lenguaje en la construcción de la realidad.
Una consecuencia a modo de ejemplo: como no hay inscripción de la muerte, el lenguaje tiene modos equívocos para nombrar el estado de muerte. Incluso cuando escribo estado de muerte es un equívoco. Si se le pregunta a cualquier persona donde tiene enterrada a su abuela dirá seguramente en el cementerio del Salvador en su caso, y esto es predicar de alguien como si estuviera vivo. Es decir el efecto es que para casi todos los sujetos humanos los muertos están vivos. Es difícil que alguien diga “yo no tengo enterrada a mi abuela en ninguna parte, lo que enterramos es su cadáver o sus restos mortales”. Casi toda la literatura de terror tiene su basamento en este malentendido producto del lenguaje.
Pero lo que nos interesa en la relación entre lo público y lo privado es la ajenidad de lo público de parte de los ciudadanos. Y ahora estamos en condiciones de mostrar como el lenguaje contribuye a esta otredad de lo público. Veamos: Escuela Pública N° XXX del Ministerio de Educación de la Prov. de Santa Fé; Plaza Libertad de la Municipalidad de Rosario; Hospital Psiquiátrico del Ministerio de Salud Pública,etc. Está claro que sería demasiado largo denominar Hospital Psiquiátrico del Pueblo de la Pvcia. de Santa Fe administrado por el Ministerio de Salud Pública o Plaza Libertad del Pueblo de la ciudad de Rosario administrado por la Municipalidad de Rosario. Habrá que buscar el modo lingüístico pero esto sería una contribución no menor a esta problemática. Sobre todo porque suele tener consecuencias, incluso prácticas bastante distorsionantes en cuanto a los derechos de los usuarios.
Repasemos un poco la historia de la Salud Pública particularmente la de los hospitales. Los hospitales públicos nacieron como hospitales de caridad, es decir para los pobres que no podían acceder a los Sanatorios o simplemente a un médico. Los pobres acudían a estos hospitales de caridad donde les hacían el favor caritativo de atenderlos. Por otra parte la medicina encontró un lugar de aprendizaje para luego aplicar los conocimientos a quienes podían cobrar. Desde ya que hubo eminentes profesores y simples médicos que nunca hicieron distinciones. Hubo de transcurrir largo tiempo antes de que la salud se convirtiera en un derecho a la que el Estado estaba obligado.
Quien esto escribe ha trabajado largo tiempo en hospitales públicos y puedo afirmar sin temor a equivocarme que consciente o inconscientemente la gran mayoría de los usuarios sigue creyendo que les están haciendo un favor caritativo y de parte al menos del cuerpo no profesional que trabaja en esos lugares, al menos una buena parte de ellos, no tienen la menor idea de que el usuario está ejerciendo un derecho. Creo también que no es menor la contribución a este estado de cosas el hecho de que antes teníamos el Hospital de Caridad de las Damas de Benficiencia de Rosario y ahora tenemos el Hospital Público de la Provincia o de la Municipalidad.
Debemos señalar que hace unos años atrás fui el autor intelectual de una ordenanza que fue aprobada y posteriormente implementada por la Secretaría de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario en la que se disponía que en todos los hospitales y dispensarios de la ciudad de Rosario se publicara en forma visible los “Derechos de los pacientes de los Hospitales Públicos” cuya autoría era de la Secretaría de Salud Pública de la Pvcia. de Salta (1984) en donde solo quedaba claro cuales eran sus derechos. Esto no era poco, sin embargo, faltaba una advertencia que me parece fundamental: Los pacientes tienen esos derechos por la sencilla razón de que los hospitales les pertenecen.
El decálogo mencionado era un recordatorio de los derechos, pero no dejaba de ser una apelación, me parece, a una autoridad, por si no se los respetaban. Esta apelación en el fondo, quiero decir, protestaba a un otro que tenía la potestad de negarle esos derechos, sino ¿ para que recordarle lo que debían hacer?. Totalmente diferente es recordarle a las autoridades, profesionales, paramédicos, etc. que son empleados , administradores si se quiere, quienes son los dueños.

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APROPIACION DE LO PUBLICO CON FINES PRIVADOS

Es indudable que la participación es fundamental para la toma de conciencia de que lo público nos pertenece, pertenece a todos los ciudadanos. Pero no siempre, por mejores intenciones que se tenga, se consigue correctamente esta participación. Por eso voy a exponer a continuación una experiencia que me tuvo como a uno de los protagonistas, a uno de los gestores de la misma y que dio por resultado paradójico la apropiación de lo público para fines privados, poniendo una vez mas en evidencia la ajenidad de lo público.
Se trataba de organizar el Depto. de Discapacitados que en ese entonces pertenecía a la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad de Rosario. Existía ese departamento pero se dedicaba casi solamente a asistencialismo proveyendo elementos ortopédicos y becas y subsidios a instituciones privadas dedicadas a los discapacitados.
Claramente faltaba desarrollar lo mas importante, casi diríamos lo esencial: la integración social del discapacitado. Para ello se consideró necesario, se priorizó, la participación de los mismos discapacitados para el diseño y ejecución de las políticas y acciones para la consecución del objetivo. Además de un encuentro con los discapacitados y sus instituciones se instituyó la Semana de Rosario con los discapacitados. Por otra parte se constituyeron dos organismos participativos: La Comisión Asesora de los discapacitados y Mesas de Trabajo que abordarían las distintas problemáticas de los mismos: Trabajo, Deporte y Recreación, Difusión de la problemática, etc. La comisión asesora estaría integrada por dos representantes por institución.
La comisión asesora tenía por función aportar la experiencia de las instituciones que conformaban para contribuir a la planificación de toda esta cuestión. Incluso se aprobó en una de las primeras reuniones la realización con la colaboración del departamento de Estadística de la Universidad Nacional de Rosario un relevamiento de todos los discapacitados de la ciudad a los fines de conocer su ubicación territorial y las necesidades que tuvieran. Por otra parte la ordenanza de Protección a los Discapacitados así lo preveía, así como disponía la creación de un fondo generado por el 2% de lo recaudado en los espectáculos públicos que constituía un monto importante.
Las reuniones comenzaron promisoriamente, se trabajaba con entusiasmo. Pero rápidamente empezó a notarse, sobre todo de un pequeño grupo de instituciones de discapacitados a resistir la utilización de los fondos (públicos) para fines que no fueran para esas instituciones.
Ejemplo: La mesa de trabajo de salida laboral envió para su aprobación a la comisión asesora, el armado de una fábrica de pastas en la que trabajarían y serían dueños discapacitados cuyo producto sería comprado por la Municipalidad para los comedores infantiles y para los hospitales como lo disponía una ordenanza que otorgaba prioridad a los emprendimientos de esta naturaleza.
Los miembros de esas instituciones a las que hago referencia comenzaron a resistir el proyecto sin poder argumentar seriamente. Se trataba de un proyecto en la que se gastarían fondos fuera de esas instituciones. Presionaron incluso al Secretario y Subsecretario de Promoción Social, aún cuando en la reunión de Comisión Asesora el proyecto fue aprobado.
La fábrica en cuestión finalmente se puso en marcha. En una oportunidad en la que estuvo en esta ciudad (Rosario), un alto miembro de la Organización Mundial de Personas Impedidas, así como funcionarios del área de discapacitados del gobierno nacional, quedaron fuertemente impresionados por esta fábrica y tuvieron toda clase de comentarios elogiosos.
Las instituciones aludidas hicieron mutis por el foro, pero eso no les impidió seguir luchando contra la fábrica de pastas. Poco tiempo después, por razones que desconozco y ya desvinculado el suscripto de esta problemática, la fábrica se cerraba. Entiendo que se abrió, posteriormente, una dentro de una de las instituciones cuestionadoras.
Debo destacar que estas personas, las de este grupo de instituciones, trabajan día y noche por las mismas. Disponen de mucho tiempo y en general son personas de buen nivel económico. Al mismo tiempo las cooperadoras de las Escuelas Provinciales de Discapacitados que tenían derecho a pertenecer a la Comisión Asesora y que agrupan mayoritariamente a la población de discapacitados y que además son los de menores recursos, casi no concurrían a las reuniones de esta comisión. Sucedía que se trataba en general de personas de pocos recursos o de maestras de esas escuelas que por lo general tenían que usar horas fuera del horario de trabajo, que de por sí es mal pago, para concurrir.
De modo que las reuniones eran por lo general hegemonizadas por estas instituciones lobystas. El argumento preferido para oponerse a los proyectos que no las beneficiaba era que se pretendía usar la plata de los discapacitados para hacer política.
Es decir la participación se convirtió en corporativización. A punto tal que haciendo loby en el H. Concejo Municipal lograron que se aprobara una comisión fiscalizadora del fondo de discapacitados, por supuesto, controlado por ellos. Este es un ejemplo, realmente dramático, de como un sector privado se apropia de lo público con fines privados. Aclaro que con fines privados institucionales. En la actualidad ignoramos que sucede con toda esta cuestión, por habernos desvinculados de esta problemática y lo que referimos sucedió ya hace algunos años. Por otra parte, cuando referimos esta experiencia, no tiene la intención de denuncia, sino que tiene una finalidad teórica: la posibilidad de como se puede distorsionar el concepto de participación produciendo un efecto no deseado ya que inicialmente se trataba de contar con la experiencia de las instituciones para abordar la problemática de todos los discapacitados de la ciudad y que la Ordenanza General de Discapacitados nos obligaba a atender. Debo señalar que los dirigentes de estas instituciones actuaban, seguramente, guiados por (subjetivamente) buenos propósitos, es decir, de buena fe.
Claro que hay modos peores de apropiación de lo público con fines privados: nos referimos al conocido flagelo de la corrupción, pero es otra cuestión, que esperemos atienda debidamente la administración de justicia algún día.
Esto nos lleva a postular que terminar con la ajenidad de lo público no puede llevarnos a distorsionar el concepto y también a afinarlo: la apropiación de lo público por parte de los ciudadanos es para decidir y controlar sobre lo público y con fines públicos, es decir, para el beneficio del conjunto de los ciudadanos.

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RESUMIENDO

Estamos ahora en condiciones de poder redondear sobre lo que nos parece fundamental en esta cuestión de lo público y lo privado en la esperanza de haberlo fundamentado suficientemente:
1) La mayoría de los llamados ciudadanos sienten como ajeno lo público.
2) No se los puede resposabilizar por esto.
3) Es imprescindible para el crecimiento y profundización de la democracia que lo
público se sienta como propio.
4) Que se sienta como propio no se puede pervertir deviniendo en apropiación para
intereses de sector o corporativos. Lo público, entonces, debe sentirse como propio.
. pero para el goce común, para las finalidades públicas
5) Sentir como propio lo público llena de sentido la existencia. Tiene consecuencias
positivas para la salud mental y previene patologías especialmente entre los jóvenes
como las adicciones.
6) Debemos encontrar los caminos para superar los obstáculos: narcisificación del
sentido y del poder.
7) Superar esta narcisificación implica el reinado de un dogma: el de la tolerancia cuya
consecuencia es aprender a convivir en la diferencia.
8) Obviamente convivir en la diferencia no es aceptar la diferencia en el trato de la ley, ni
tampoco aceptar la injusticia social.
9) Para la consecución de todas estas postulaciones se deberán tomar algunas medidas,
se tendrán que implementar políticas y programas.

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ALGUNAS PROPUESTAS

No se trata de formalizar un recetario, más bien aportar algunas líneas de acción.
En cuanto a la dirección Castoriadis nos dice algo: “Las instituciones sociales dominan a los individuos porque los fabrican y los forman: totalmente, en las sociedades tradicionales; en un grado importante aun en nuestras sociedades liberales. Lo que significa la interiorización de las instituciones por el individuo a lo largo de su vida. el punto decisivo aquí es la interiorización de las significaciones - significaciones imaginarias sociales -. La sociedad arranca al ser humano singular del universo cerrado de la mónada psíquica, lo fuerza a entrar en el mundo duro de la realidad, pero le ofrece, a cambio, el sentido, el sentido diurno. en el mundo real creado cada vez por la sociedad, las cosas tienen un sentido, la vida y (habitualemente) la muerte tienen un sentido. Ese sentido es la cara subjetiva, la cara para el individuo, de las significaciones imaginarias sociales”. Ese sentido, es el que intento impulsar en este trabajo: constituir subjetivamente al individuo a través de la apropiación de lo público. Agrego algo más de Castoriadis en esa dirección: “Llamo autónoma a una sociedad que no sólo sabe explícitamente que ella ha creado sus leyes, sino que también se ha instituído de manera de liberar su imaginario radical y ha sido capaz de alterar sus instituciones mediando su propia actividad colectiva, reflexiva y deliberativa. Y llamo política a la actividad lúcida cuyo objeto es la institución de una sociedad autónoma y las decisiones concernientes a las empresas colectivas. Es inmediatamente evidente que el proyecto de una sociedad autónoma pierde todo sentido si no es, al mismo tiempo, el proyecto que apunta a hacer surgir individuos autónomos; y recíprocamente”.
Desde un punto de vista práctico se podría por ej. impulsar en todos los ámbitos legislativos el cambio de las denominaciones de toda repartición y/o espacio público evitando el uso del artículo posesivo de o del en relación al órgano administrador agregando dicho artículo en relación posesoria con los ciudadanos a los que corresponda jurisdiccionalmente. Así el Monumento Nacional a la Bandera pasaría a llamarse Monumento a la Bandera del Pueblo de la Nación Argentina, Las denominadas escuelas de la Provincia pasarían a llamarse Escuelas del pueblo o si se prefiere de los ciudadanos de la Provincia y las Plazas Públicas de la Municipalidad se llamarían Plazas Públicas del Pueblo de Rosario. Insistimos en la importancia de esta medida que ya hemos fundamentado. Por otra parte es de muy bajo costo y de altísimo impacto psicológico.
Por otra parte, se trata de un cambio cultural. Por lo tanto la política cultural deberá priorizarse en ese sentido. Aún cuando espero que de la lectura de lo precedente se desprenda cual es la dirección propuesta y con el riesgo de ser redundante insistiré en remarcar que el apropiamiento correcto de lo público tiene que ver con el lazo social, en donde el destino de todos está jugado en la tarea común por oposición a la salida narcisista, individualista y perversa en donde el otro es vivido como un competidor que atenta contra mi supervivencia. Deberán estimularse todos los trabajos que apunten, entonces, a esa finalidad. Tampoco tiene mayores costos que los que actualmente produce.
Psicoanalizar el poder sería deseable pero de mas difícil implementación. Tal vez se pudieran realizar jornadas de reflexión para los funcionarios, para la clase política. Para ello, se podría lograr, si las figuras convocantes fueran de un grande e indiscutible prestigio. En todo caso, de lograrse una instalación cultural fuerte de participación, de apropiación de lo público, sería muy difícil que el poder, o mejor dicho quienes lo detentan, escapen al influjo de esta situación. Sin duda, es de esos lugares que se pueden esperar las mayores resistencias por otra parte.
Finalmente, desde el ámbito educacional se deberían desarrollar programas, con la asistencia de psicólogos, pedagogos y comunicadores sociales, en todos los ámbitos educativos formales y no formales. Es decir establecimientos educativos, clubes, medios masivos de comunicación. Para ello se deberán implementar convenios con la Universidad, para la participación de docentes y alumnos en estas tareas.
Como se podrá observar, resisto a detallar programas. Me limito a señalar, las grande líneas que me parece que deben seguirse porque los modos de implementación y aún estas grandes líneas deben discutirse. De lo contrario, sería contradictorio con la intención propuesta que es la participación mas amplia de los actores en las decisiones y acciones que tengan que ver con lo público.

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EL ROL DEL MUNICIPIO

Hay una indiscutible tendencia actual: la descentralización. En efecto, no parece que sea necesario en este trabajo extenderse demasiado sobre el tema porque ya se ha debatido y escrito mucho sobre esta cuestión. Y también es indiscutible que cada vez hay mayor consenso en esto. El debate sobre la autonomía municipal ya tiene años.
La implementación de una política que tenga que ver con terminar con la ajenidad de lo público está necesariamente vinculada con esta idea. Es directamente proporcional la posibilidad de implementar acciones al respecto con la descentralización, con la autonomía municipal.
La accesibilidad, es decir el contacto inmediato de los vecinos, de los ciudadanos, con el poder, facilita enormemente la participación de los mismos.
Por eso, el municipio es el ámbito ideal para poner en práctica estas políticas. Después de todo, la democracia nace en Atenas que era una ciudad-estado: la Polis.
Nuestra ciudad ya cuenta con una experiencia mas que interesante: La aplicación en la Salud Pública Municipal de los principios de la Atención Primaria de la Salud sancionada en Alma Ata, dio excelentes resultados. Y unos de los principios fundamentales de la atención Primaria de la Salud es la participación y la accesibilidad: los vecinos tienen acceso inmediato a la salud a través de los centros periféricos de salud. Y en estos se genera o se trata de generar la mayor participación de los mismos en las acciones de salud.
No se trata de una traslación mecánica de estos principios a todas las actividades. Pero indudablemente los mismos marcan algunos caminos insoslayables a la hora de buscar una actividad protagónica de los ciudadanos. La planificación de la salud de acuerdo a estos, no se da verticalmente, ni siquiera a través de las estadísticas. Se consulta permanentemente a la gente.
Debo aclarar que no se trata de renegar de las estadísticas. Estas son un auxiliar importante y se deben utilizar. Pero lo que se debe cambiar es el ojo del investigador: Ya se sabe hasta que punto el deseo y hasta la lectura de la misma suele estar teñido no solo del deseo sino también de los prejuicios del que investiga.
Pero si me parece que los instrumentos de consulta, la lectura de las respuestas, debe ser muy cuidadosa: se deben afinar dichos instrumentos para no distorsionar el deseo de los ciudadanos.
Por esto, entonces, la Municipalidad, al no mediatizar la relación con el ciudadano permite un intercambio fluido de comunicación. El rol de la Municipalidad por ello es ideal para combatir esta ajenidad de lo público. Me parece tan obvio, que creo que no merece seguir insistiendo con este tema.
La apertura de centros descentralizados municipales es indudablemente auspicioso y seguramente es un factor interesante para contribuir sustantivamente a ese sentimiento subjetivo de apropiación de lo público.

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EPILOGO

Emiliano Galende, psiconalista argentino, termina su libro “Historia y Repetición. Temporalidad subjetiva y actual modernidad” del siguiente modo:
“En El malestar en la cultura, Freud cierra su ensayo con la siguiente afirmación:
A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si - y hasta qué punto - el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones colectivas emanadas del instinto de agresión y de autodestrucción. en este sentido, la época actual merezca nuestro particular interés...Nuestros contemporáneos han llegado a tal extremo en el dominio de las fuerzas elementales, que con su ayuda les sería fácil exterminarse mutuamente hasta el último hombre. bien lo saben, y de ahí buena parte de su presente agitación, de su infelicidad y su angustia. sólo nos queda esperar que la otra fuerza de ambas ‘potencias celestes’, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario, mas ¿ quién podría augurar el desenlace final ?
Coincido con Freud, y con todos aquellos que desde el comienzo del dominio de la razón iluminista sobre el planeta alertaron sobre esto, que el destino del hombre está unido al desarrollo de una cultura que sea capaz de hacer frente - y esto supone también hacerlo consciente - a las fuerzas de la autodestrucción y la agresión entre los hombres. La modernidad y su temporalización histórica han pretendido hasta aquí ignorar lo evidente. Se trata de no perder lo que la historia representa como factor de subjetivación y unión entre los hombres, sino de ensanchar su horizonte, dialectizando aquello que la razón histórica dejó de lado como su negativo y apostar así a una acción más eficaz sobre ‘la agitación, la infelicidad y la angustia’ que Freud señala, y que en la actual modernidad debemos reconocer como el aislamiento, el sentimiento de vacío, el empobrecimiento del lazo social y el dominio regresivo del narcisismo. ‘¿Quién podría augurar el desenlace final?’ como es obvio, no lo sabemos. Pero si sabemos que nadie está fuera de esta lucha y que el dominio del ‘eterno Eros’ no provendrá finalmente de ninguna potencia celeste, sino de lo que cada uno de los hombres sepa hacer para no permanecer en lo mortífero del aislamiento (en el que siempre dominará la pulsión de muerte), y de la fuerza del deseo para unirse a los otros en la vida social (en que jugará su chance Eros).”
La negrilla me pertenece. Galende tratando sobre otro tópico, pero que obviamente tiene que ver con lo que hasta aquí vengo exponiendo, coincide hasta en los términos.
Me parece apropiado citar para el final de este trabajo otra vez a Castoriadis con este extracto de un texto de él que me parece paticularmente conmovedor: “...en la vida, tal como está hecha para mí y para los demás, topo con una multitud de cosas inadmisibles; repito que no son fatales y que corresponden a la organización de la sociedad. Deseo, y pido, que antes que nada, que mi trabajo tenga algún sentido, que pueda probar para qué sirve y la manera en que está hecho, que me permita prodigarme en él realmente y hacer uso de mis facultades tanto como enriquecerme y desarrollarme, y digo que es posible, con otra organización de la sociedad para mí y para todos. Digo también que sería ya un cambio fundamental en esta dirección si se me dejase decidir, con todos los demás, lo que tengo que hacer y, con mis compañeros de trabajo, como hacerlo.
Deseo poder, con todos los demás, saber lo que sucede en la sociedad, controlar la extensión y la calidad de la información que me es dada. Pido poder participar directamente en todas las decisiones sociales que pueden afectar a mi existencia, o al curso general del mundo en que vivo. No acepto que mi suerte sea decidida, día tras día, por una gente cuyos proyectos me son hostiles, o simplemente desconocidos, y para los que nosotros no somos, yo y todos los demás, mas que cifras en un plan, o peones sobre un tablero, y que, en el límite, mi vida y mi muerte estén entre las manos de unas gentes de las que sé que son necesariamente ciegas.
Se perfectamente que la realización de otra organización social, y su vida, no serán de ningún modo simples, que se encontrarán a cada paso con problemas difíciles. Pero prefiero enfrentarme a problemas reales que al delirio de un De Gaulle, a las artimañas de un Jhonson, o a las intrigas de un Jrushov. Si incluso debiésemos, yo y los demás, encontrarnos con el fracaso en esta vía, prefiero el fracaso en un intento que tiene sentido a un estado que se queda más acá incluso del fracaso.
Deseo poder encontrar al prójimo a la vez como a un semejante y como alguien absolutamente diferente, no como un número, ni como a una rana asomada a otro escalón (inferior o superior, poco importa) de la jerarquía de las rentas y de los poderes. Deseo poder verlo, y que me pueda ver, como a otro ser humano, que nuestras relaciones no sean terreno de la expresión de la agresividad, que nuestra competitividad se quede en los límites del juego, que nuestros conflictos, en la medida que no puedan ser resueltos o superados, conciernan unos problemas y unas posiciones de juegos reales, arrastren lo menos posible de inconsciente, estén cargados lo menos posible de imaginario. Deseo que el prójimo sea libre, pues mi libertad comienza allí donde comienza la libertad del otro y que, solo, no puedo ser más que un “virtuoso de la desgracia”. No cuento con que los hombres e transformen en ángeles, ni que sus almas lleguen a ser puras como lagos de montaña - ya que, por lo demás, esta gente siempre me ha aburrido profundamente. Pero sé cuánto la cultura agrava y exaspera su dificultad de ser, y de ser con los demás, y veo que multiplica hasta el infinito los obstáculos a su libertad.
Sé, ciertamente, que este deseo mío no se puede realizar hoy; ni siquiera, aunque la revolución tuviese lugar mañana, realizarse íntegramente mientras viva. Sé que un día vivirán unos hombres para quienes el recuerdo de los problemas que mas pueden angustiarnos hoy día, no existirá. Este es mi destino, el que debo asumir y asumo. Pero esto no puede reducirse ni a la desesperación ni al rumiar catatónico. Teniendo este deseo, que es el mío, no puedo más que trabajar para su realización”.
Es que la apropiación de lo público, expurgarse del sentimiento de ajenidad de lo público, tiene nada menos que esta consecuencia: construcción del lazo social, llenar de sentido la propia existencia, profundizar la democracia, renegar de los padres de la horda, salida del aislamiento narcisista y de su impregnación de instinto de muerte, es resistir al borramiento del deseo, es resistir a la globalización neoliberal. Es apostar, en suma, al triunfo de Eros.


































































POLITICA:
Lo Público y lo privado.
Es una mirada desde el psicoanálisis de la política, particularmente de las dificulatades de funcionamiento de la democracia. Es el resúmen de lo que pienso actualmente. Creo que este análisis es válido fundamentalmente para la República Argentina.

INDICE
PROLOGO...................................................................................................................1
LA AJENIDAD DE LO PUBLICO...............................................................................2
ETIOLOGIA DE LA AJENIDAD.................................................................................4
AJENIDAD Y SIN SENTIDO EXISTENCIAL............................................................5
LAS RELACIONES ENTRE LA INTOLERANCIA, LA PARANOIA Y EL DISCUR-
SO POLITICO COMO OBSTACULO..........................................................................7
EL PADRE DE LA HORDA Y EL SENTIDO CERRADO.........................................10
EL LENGUAJE Y LA AJENIDAD.............................................................................11
APROPIACION DE LO PUBLICO CON FINES PRIVADOS...................................14
RESUMIENDO...........................................................................................................16
ALGUNAS PROPUESTAS.........................................................................................17
EL ROL DEL MUNICIPIO.........................................................................................19
EPILOGO................................................................................................................... 20
INDICE.......................................................................................................................23

BIBLIOGRAFIA
Sigmund Freud
Totem y tabú OC
El malestar en la cultura OC
Carta a Einstein OC
Introducción del narcisismo OC
Rynti D’Angelo y otros
Una introducción a Lacan Lugar Editorial
Jaques Lacan
El estadio del espejo
Cornelius Castoriadis
La institución imaginaria de la sociedad Zona Erógena N° 13 y 15
Subjetividad e Histórico Social - Reportaje de F. Urribari Zona Erógena N° 15
Michel Foucault
El Discurso del Poder- Selección de O. Terán Folios Ediciones
Emiliano Galende
Historia y Repetición. Temporalidad subjetiva y actual modernidad - Paidós

¿ Pueden las instituciones hacer cualquier cosa con el humano singular al socializarlo? Casi. Pueden hacer un musulmán, un cristiano, un arapesh, un budista, cualquier cosa. Pero hay algo que ella no puede ignorar y es que la psique humana misma tiene una necesidad absoluta de sentido. Es decir que las instituciones al socializar al individuo - a medida que las capas de la socialización se aglomeran alrededor del núcleo de la psique - tiene que proveer al individuo de sentido. Esto es gracias a las significaciones imaginarias sociales. Es decir que las significaciones imaginarias sociales son lo que anima a las instituciones de una sociedad, y lo que hace que tengan - que puedan tener sentido, y por ello eficacia.
Cornelius Castoriadis

A MODO DE PROLOGO

Cuando era niño en mi casa se leían diarios y revistas que publicaban las noticias de la segunda guerra mundial. Fotografías que daban cuenta del horror de la guerra.
Supongo que entonces nació para mi la necesidad de entender porque sucedía todo eso. Muy tempranamente entonces me interesé por la política y por la psicología. Siempre me pareció que si había respuestas debían buscarse en esas dos disciplinas. La política la hacen los hombres y éstos son necesariamente animales políticos cuya constitución psíquica deriva de una circularidad con el imaginario social (Castoriadis) o como el efecto del gérmen constitutivo de la sociedad producto del drama originario con el padre (Freud).
Cuando menciono psicología lo hago en un sentido amplio. Y es en ese sentido que entiendo al psicoanálisis como psicología. Debo aclarar que utilizo en este trabajo aportes de pensamientos, a veces, antagónicos, pero que en el recorte que utilizo de sus discursos, sirven a los propósitos del mismo.
No es frecuente que los psicoanalistas escriban sobre política. Y cuando lo hacen suelen ser trabajos para psicoanalistas. Pocas veces, sin embargo, los psicoanalistas escriben para la política, para los políticos. Hubo una época en que los psicoanalistas se comprometieron fuertemente: en la década de los 60 y 70. Pero con el auge del lacanismo pareció evaporarse el interés por la política.
El trabajo que aquí expongo no es un trabajo de psicoanálisis. Es el trabajo de un psicoanalista fuertemente interesado en la política. Es por ello que abordo temas políticos utilizando frecuentemente categorías psicoanalíticas, en la esperanza de que sean de alguna utilidad.
Por otra parte, escribir sobre lo público y lo privado, parece ser un desafío acerca de las relaciones entre las dos categorías. Por ej.: ¿ Debe el estado regular la actividad privada ? ¿ Que, cuando y donde ? Deliberadamente, elegí un recorte, pero no cualquier recorte. Un recorte que se me antoja fundamental. Tan fundamental que de lograrse, todo, tarde o temprano vendría por añadidura. Quiero decir que dejarían de ser categorías en conflicto y si esto fuera así, la utopía dejaría de ser utópica. Por eso, no sueño con que se pueda resolver, al menos fácilmente, pero si que tal vez comencemos a recorrer ese camino.

1

LA AJENIDAD DE LO PUBLICO

Un campesino francés analfabeto se encontraba cierta mañana de 1914 trabajando la tierra, cuando el policía del pueblo se le acercó transpirado, para entregarle un papel. En el mismo se consignaba que el Ejército le ordenaba presentarse en un cuartel. Una vez en la sede militar, le explican que la patria lo necesita, porque debe defenderla de la agresión alemana, le ponen un uniforme, lo instruyen militarmente y lo mandan al frente. A los 20 días un obús termina con su vida, después de haberse horrorizado viendo como sus ocasionales compañeros eran despanzurrados, baleados, mutilados, y sin haber entendido porque le pasaba todo esto. En estas breves líneas, con tono de alegato antibélico he puesto un ejemplo extremo. El tampoco tenía la menor idea de lo público y lo privado, mas allá de cualquier postura que se tenga sobre la guerra, para el pobre campesino de nuestra historia, su muerte, y tal vez esto sea lo peor, no tuvo el menor sentido.
Si se le pregunta a un alumno secundario de una escuela provincial en el curso de una charla de quién es la escuela a la que él concurre, les contestará seguramente que es de la provincia.
Y si se le pregunta a un jubilado que está plácidamente sentado en una plaza de quién es la plaza les dirá que es de la Municipalidad.
Vemos en el primer caso como un individuo fue arrancado de su vida privada para dar, nada menos que su vida, sin que el tuviera ni arte ni parte (al menos subjetivamente), por una cuestión pública y en el segundo y tercer caso el absoluto sentido de ajenidad de la cosa pública. Esto es un presupuesto del que parto en una constatación directa, una intuición que presupongo compartida, en la seguridad de que una investigación mas fina lo confirmaría.
Esta constatación directa, deriva de mi experiencia con niños escolares que visitaban al H. Concejo Municipal y a los cuales, durante un corto período, debía instruirlos sobre el funcionamiento, composición, finalidad, etc., del mismo. Comenzaba entonces la instrucción con una pregunta: ¿ De quién es el H. Concejo Municipal ? Las respuestas invariablemente eran: del gobierno, de la municipalidad, de los concejales, etc. solamente un niño me respondió: del pueblo. Un niño sobre siete u ocho cursos, vale decir uno en alrededor de doscientos cincuenta niños.
Cuando menciono ajenidad, también podríamos decir otredad, me refiero a una alteridad radical, a una no pertenencia absoluta, un despojamiento total, una no pertenencia
Todo esto sucede en democracia. No vamos a referirnos a dictaduras porque merece otro análisis y creo que no es lo pertinente para la intención de este trabajo.
Vivimos en la Res-pública Argentina. Res-pública, cosa pública. Cosa pública organizada jurídicamente, esto es el Estado. Esa organización jurídica establece que la cosa pública, nuestra cosa pública, será administrada por los poderes del Estado y vigilada por los ciudadanos, por los contribuyentes de la cosa pública, quienes delegan a sus representantes la responsabilidad de su administración.
Para ello se instrumentan elecciones con Partidos Políticos. Políticos, política, actividad encaminada a proponer y realizar distintas ideas sobre el modo de administrar la cosa pública.
Política, polis=ciudad, ciudad, ciudadanos. En la Polis griega los ciudadanos se reunían para tratar la cosa pública. No participaban los idiotas, estos eran primitivamente las personas que no participaban en la actividad cívica (niños, mujeres, esclavos). Este termino se uso también para señalar al individuo excéntrico, que vive recluido en sí mismo, como lo indica el prefijo idio, que significa “propio, personal”.(Jorge Luis Borges “El arte de insultar”)

2

ETIOLOGIA DE LA AJENIDAD
Encuestas serias de realizadas en el año 1998 consignaban que el 91% de las personas de este país descreían de la política y de los políticos. Y en el ranking de credibilidad los partidos políticos estaban apreciablemente depreciados, después de las Fuerzas Armadas y de la Iglesia. Y no es un dato menor que el 20% de los votos, en las últimas elecciones en la Provincia de Santa Fe, votó en blanco sin contar los anulados y los que directamente no fueron a votar.
Hay elementos diagnósticos obvios: no han sido precisamente, salvo honrosas excepciones, los políticos quienes han dado muestras de ser creíbles. La Argentina es uno de los países con mayor corrupción según encuestas recientes internacionales y han sido frecuentes las exhibiciones obscenas de derroche por parte del poder central fundamentalmente. Y el degradado espectáculo de jueces que han terminado presos, con el consiguiente descrédito de uno de los tres poderes del estado.
Por otra parte es, por desgracia, frecuente la práctica de dirigentes políticos que temerosos de perder poder no permiten la participación de los ciudadanos en la actividad política. Esto se da mas generalizadamente en los grandes y tradicionales partidos políticos. Suele suceder, y lo reconocen en privado muchos dirigentes políticos, sobre todo en los comités y unidades básicas. Sobre todo con quienes manifestasen intenciones serias y mucho mas si se demuestra capacidad, talento e inteligencia. En estos casos son inmediatamente detectados como posibles competidores y por lo tanto, a través de distintas metodologías se los termina expulsando.
Otra vertiente que contribuye a la ajenidad de la cosa pública es la larga tradición de gobiernos autoritarios y paternalistas: nadie puede considerar a la cosa pública como propia bajo una dictadura. Perón también contribuyó a la no participación: repetía después de las grandes movilizaciones: Del trabajo a casa y de casa al trabajo, es decir, de la cosa pública me encargo yo.
Finalmente ningún gobierno ha dado respuestas efectivas a las demandas populares: sigue campeando la injusticia social y actualmente vemos una enorme capa de la población excluida, desocupada, grandes capas con las necesidades básicas insatisfechas, la clase media en un proceso de franco deterioro y se calcula que solamente un 10% de la población acumula riquezas, tiene capacidad de ahorro y son los únicos beneficiarios de la actual organización socioeconómica. Es difícil entonces, que en estas condiciones se sienta la cosa pública como propia.
Michel Foucault irá aún mas allá, lo atribuirá a las condiciones políticas y económicas de la existencia, él dice: “...Mi propósito es demostrar en estas conferencias como, de hecho, las condiciones políticas y económicas de existencia no son un velo o un obstáculo para el sujeto de conocimiento sino aquello a través de lo cual se forman los sujetos de conocimiento y, en consecuencia, las relaciones de verdad. Sólo puede haber ciertos tipos de sujetos de conocimiento, órdenes de verdad, dominios de saber, a partir de condiciones políticas, que son como el suelo en que se forman el sujeto, los dominios de saber y las relaciones de verdad”
Tenemos pues, suficientes elementos para el diagnóstico que dan cuenta de este sentimiento de ajenidad, de otredad de la cosa pública.
En mi opinión, es central revertir esta cuestión. Me propongo en este trabajo demostrar porque es central, cuales son los obstáculos mas insidiosos para conseguirlo y algunas líneas de acción posibles.

3
AJENIDAD Y SIN SENTIDO EXISTENCIAL

Es bastante obvio que la participación ciudadana garantiza la continuidad y el crecimiento de la democracia. Pero la participación solo es posible si lo público se siente como propio. Me parece que es responsabilidad del poder público y de los partidos políticos trabajar denodadamente por la defensa de la democracia. al menos eso es lo que se enuncia permanentemente. La historia nos enseña que siempre están al acecho fuerzas obscuras que por distintos motivos, por distintos intereses, trabajan para destruirla: El fracaso de la democracia siempre abona el surgimiento de la irracionalidad. Después de todo no hace tanto tiempo esto pasó en Alemania con el surgimiento de Hitler y el nazismo y en nuestro propio país con Videla y el proceso, con las trágicas consecuencias que todos conocemos y muchos sufrimos en carne propia.
Y no se nos puede escapar que el grado de escepticismo, descreimiento, son por lo menos síntomas alarmantes. Esto se agrava considerablemente porque en los sectores de la juventud se puede observar este fenómeno con mucha fuerza, a punto tal que está extendida en ellos la ideología del no future, es decir no hay futuro, vivamos el presente.
La caída del muro de Berlín, el surgimiento del postmodernismo y la consecuente instalación de la globalización neoliberal con el consiguiente borramiento de la subjetividad instalaron el vaciamiento de sentido de la existencia.
Aquí llegamos a otro punto nodal: el sentimiento de ajenidad de la cosa pública está fuertemente ligado al sinsentido de la existencia. Aunque esto lo desarrollo en profundidad mas adelante, podemos adelantar que todos los sujetos tenemos mas o menos consciente que nuestra existencia está fuertemente determinada por la ley, por el ordenamiento económico, por las autoridades. En la medida que nuestra capacidad de decisión es constreñida, sentimos que no somos dueños de nuestro destino, solemos atribuir a éste la potestad de dirigir nuestra existencia. De ahí a pensar que la vida no tiene sentido hay evidentemente un trecho muy corto. A contrario sensu la existencia se llena de sentido cuando vivenciamos que somos dueños de nuestros destinos en las oportunidades que reasumimos nuestra capacidad decisoria.
A riesgo de ser reiterativo insistiré en señalar que la globalización, el neoliberalismo, la inhumana actividad del capital financiero internacional, llevan hasta el paroxismo el borramiento de la subjetividad. El deseo humano queda borrado. Nuestras vidas y el futuro de nuestros hijos están a merced de estos enormes poderes y mas que nunca estamos privados de la cosa pública. Se puede, entonces, entender mas claramente, que vivimos una época en la que campea el sinsentido, con las tremendas consecuencias que esto acarrea: depresiones, alcoholismo, drogadicción. Casualmente las patologías en el campo de la salud mental se califican como patologías sociales.
Es que cuando se le encuentra sentido a la existencia, el ser humano puede llegar hasta a dar su vida por ello: Los protagonistas de cualquiera de las revoluciones que tuvieron lugar en el mundo dan la vida por estas revoluciones porque sienten fuertemente que tiene sentido hacerlo. El pueblo cubano soporta un bloqueo económico desde hace mas de 30 años provocándole múltiples penurias pero mas allá de adhesiones o no, que provoque la revolución cubana, no hay duda que buena parte del pueblo cubano está dispuesto a dar la vida por ella.
Y quienes participamos de los acontecimientos de los años 70 podemos recordar como estaba cargada de sentido esa época de nuestras vidas.
Es que es el otro el que nos constituye como sujeto. Es el lazo social que hacemos el que nos humaniza, entonces, como podemos permitir que nos escamoteen la cosa pública, que no es otra cosa que los intereses del conjunto. Es por esto que hacernos cargo de la cosa pública llena de tanto sentido la propia existencia. Es por esto que cuando la sentimos ajena aparece el sinsentido. Porque se diluye la posibilidad de hacernos cargo de nuestro destino, porque se decide nuestro destino sin nuestra participación.
La vida cotidiana con sus obligaciones laborales, la atención de los problemas particulares, y el sentarse al final de la jornada frente a la TV, atentan claramente a la posibilidad del armado de lazos sociales. Se termina siendo un receptáculo pasivo de información y entretenimiento para regocijo de quienes ven al ciudadano como un cliente para el consumo o como un cliente para el mantenimiento o aspiración de poder. Se intenta idiotizarnos porque somos idiotas si no protagonizamos la cosa pública como los idiotas griegos que no podían concurrir a las asambleas.

4
LAS RELACIONES ENTRE LA INTOLERANCIA, LA PARANOIA Y EL DISCURSO POLITICO COMO OBSTACULO

Expondremos ahora un obstáculo, tal vez el mas insidioso, porque pertenece a la naturaleza misma del ser humano. Freud se refería, me parece, a este obstáculo, cuando comentaba la revolución rusa: el ser humano no quiere compartir el poder, es más, quiere acumularlo en una lógica ciega y que es que el poder solo quiere mas poder.
Ya expuse que la participación activa en la cosa pública, y mas específicamente en la política, carga de sentido nuestra existencia. Pero este sentido se transforma con facilidad, como el vino en vinagre, cuando en vez de apuntar a la construcción de la ciudad (la Polis) con la consecuencia del reconocimiento del otro, aún cuando sea diferente, para mi propia constitución como sujeto, para la constitución de mi subjetividad, se convierte en sentido narcisista y absoluto de certezas, paranoico.
Este deslizamiento es harto frecuente y trataré de dar cuenta de esto. Para esto, necesitaremos analizar las relaciones entre la intolerancia, la paranoia y el discurso político.
Sería tal vez necesario ponernos de acuerdo sobre que es la intolerancia. La intolerancia se puede definir fenomenicamente como un sentimiento de rechazo, que desgraciadamente suele transformarse en conductas, sustentado en que el otro es diferente. Cualquier diferencia. Esto, claro está, también afirmado en la carga narcisista que el intolerante hace de su persona. Esto es, para decirlo de una vez, el intolerante es como si dijera: ”No lo tolero porque no es idéntico a mi” y a su vez también: ”Por que yo soy el modelo de la perfección y si no lo soy yo al menos si lo son mis ideas o mis ideales.” Y esto se extiende claro, a lo territorial, a los símbolos, a las culturas, a las religiones y por supuesto a los discursos ideológicos que a su vez sostienen a los discursos políticos.
El ser humano se angustia, no soporta, el vacío. La falta, así se dice ahora en el psicoanálisis, que remite a la castración. La búsqueda del sentido en la existencia no es otra cosa que el intento de suturar ese vacío. Y ese es el empeño de los discursos ideológicos y religiosos. Estos discursos en ese sentido son parientes muy próximos y padres de los discursos políticos con el aditamento de que este último desea obtener el poder político. Poder que a su vez, remite a eliminar la angustia de castración.
De ahí, que cuando mas sentido se otorga al discurso ideológico, religioso o político, menor es el sentimiento de castración y consecuentemente mayor es la protección narcisística. Y es por ello que cualquier discurso diferente, por lo tanto cuestionador de las seguridades obtenidas por el sentido dado, será fatalmente paranoizado e inevitablemente víctima de la intolerancia.
Claro está que los discursos políticos están llenos de buenas intenciones: libertad, igualdad, solidaridad, participación, bienestar, etc.. Y por supuesto que los portadores de esos discursos, en muchísimos casos, creen realmente en ellas. Freud, advertía en los comienzos de este siglo sobre estas cuestiones. Refiriéndose a la revolución rusa del 17, por ejemplo, decía que estaba llena de ideas interesantes, altruistas, pero que las revoluciones por buenos que fueran sus propósitos, están encarnadas por seres humanos y estos, a su vez, están constituidos de tal manera, que dificultaba que pudieran llevar a cabo tales maravillas.
Hoy en día, incluso se puede observar que se ha primitivizado en vastas regiones del mundo el discurso político: las diferencias ya no son ideológicas como en la guerra fría o económicas como en la expansión del imperialismo de los países centrales y en la 1ª Guerra mundial, sino que simplemente son de ser. Los ejemplos de la ex-yugoslavia, la guerra de tusis y hutus en Africa, y el fanatismo de algunos países musulmanes exacerbado hasta el paroxismo en los talibanes de Afganistán son elocuentes. En esos lugares cualquiera pierde la vida por no ser de determinada raza o creencia. No por lo que piensa, es decir no por sus discursos.
Es que el sentido aumenta proporcionalmente con el grado de certeza. Es decir a mayor certeza, mayor sentido y mayor intolerancia. Y si a esto se le agrega el ingrediente del poder, la intolerancia se convierte en persecución.
Por eso, con todos los defectos, a veces tremendos, la democracia es, creemos, el mejor sistema, ya que aunque sea por ambición de poder, los diferentes partidos políticos se contrabalancean.
La política es también lucha por el poder. Este poder se desea en lo manifiesto para muchos propósitos según sea el sujeto o el grupo político: para procurar bienestar, para cambiar el mundo por otro solidario, por la igualdad, por la justicia social, para robar, para mejorar la situación personal, etc. Pero en lo inconsciente, en lo mas profundo, estará implicado el negar la castración, la protección del narcisismo, por la ecuación imaginarizada en la que a mayor poder, menor castración. De ahí la intolerancia, la desconfianza a cualquier diferente, por pequeña que sea la diferencia, ya que con su diferencia cuestiona la elección de sentido y por lo tanto hace peligrar la posibilidad de poder y consecuentemente aumenta el sentimiento de castración.
Por eso es que los ambientes políticos tienen siempre un tono conspirativo, conciliabular, con corrillos, de reuniones herméticas. Siempre está presente el temor al otro o a los otros diferentes. Por eso en todo esto hay un trasfondo intolerante y paranoico.
Las diferencias tienden a atenuarse, cuando no a olvidarse, cuando hay una amenaza exterior. Siempre las amenazas exteriores tienden a cohesionar. Por ejemplo, los partidos políticos pueden llegar a unirse fuertemente si hay una tentativa de destrucción del sistema democrático.
Resumiendo: Los discursos políticos son la formalización de un sentido en orden a la organización social y económica de los hombres fundamentado en ideales. Pero esto tiene dos consecuencias inevitables: en tanto es formalizado en un sentido produce un efecto paranoico e intolerante en relación a los otros discursos; y por otra parte se hace necesaria una herramienta para llevar a cabo ese sentido: el poder. Y este poder esta íntimamente relacionado con la negación del complejo de castración lo que produce generalmente una lógica del poder que es que el poder solo quiere mas poder.
Es decir: los iniciales ideales políticos cuyos propósitos es construir la felicidad de los hombres son alienados por el sentido y el poder, ambos fuertemente narcisificados.
Tanto el capitalismo como el comunismo en este siglo han mostrado acabadamente lo que postulamos: el capitalismo es hijo del liberalismo que inicialmente proclama como valor supremo la libertad y termina siendo la libertad de los mas fuertes y para los mas débiles la libertad de morirse de hambre. El comunismo, por su parte, proclama la dictadura del proletariado como único modo de construir un mundo solidario y termina con la regulación minuciosa del pensamiento, del arte y no solo mata la creatividad, la posibilidad de ser diferente, sino que además crea una oligarquía burocrática. Los sentidos se convierten inevitablemente en dogmas y todo termina en una acumulación desaforada de poder.
Nuestra propuesta se basa entonces en la construcción de una política pública que postula, claro, una sociedad solidaria, tolerante, libre, creativa, con reparto equitativo de lo que produce. En esto en realidad no nos diferenciamos mucho de la mayoría de los discursos políticos.. Donde proponemos diferenciarnos es en la cuestión del sentido y en la cuestión del poder.
En relación a la cuestión del sentido postulamos la discusión permanente, el antidogmatismo, el examen crítico de los datos de la realidad, realidad que por otra parte está en constante cambio sobre todo desde la segunda mitad del siglo XX, teniendo, claro, muy en cuenta los datos que los mejores pensadores y científicos nos aportan, es decir, no cerrar el discurso en el encuentro de sentido, sino por el contrario, dejarlo abierto, con posibilidad de innovación permanente, por supuesto apuntando a los ideales enunciados precedentemente.
Y en cuanto al poder propiciamos la mas amplia participación democrática, buscando el consenso mas amplio, la circularidad de los cargos, evitando en lo posible, la profesionalización de la política.
Ambas cosas son difíciles de conseguir: por una parte hay una inevitable búsqueda de sentido en el ser humano, una búsqueda de dogmas, porque ello alivia el vacío existencial, alivia la angustia al aferrarse a “verdades” absolutas que de todos modos la historia se ha encargado de evaporar. Es sin duda, mucho mas complicado aceptar verdades provisionales que siempre deben ser sometidas a crítica.
En cuanto al poder, también hay una tendencia estructural en el ser humano a la acumulación del mismo ya que ilusoriamente trata mediante el mismo, como ya dijimos, exorcizar a la angustia de castración, a la misma muerte.
En eso consiste nuestro desafío: La construcción de un poder verdaderamente funcional a la gente y al aprendizaje de servir a verdades provisionales con un pensamiento crítico permanente. Creemos que de este modo se evitarían las desgraciadas tergiversaciones que constantemente sufre el sistema democrático. Y la política sería creíble.
Esto en el terreno de lo ideológico. Una consecuencia de lo dicho en relación a la mas amplia participación es que los ciudadanos dejan de ser objeto de la política para pasar a ser sujetos. Es decir actores protagónicos de la vida política, de la vida pública.

5
EL PADRE DE LA HORDA Y EL SENTIDO CERRADO

Nos enfrentamos a lo que parece una contradicción. En efecto, hemos afirmado que la participación en la vida política, en lo público, carga de sentido nuestras vidas y también hemos afirmado que los discursos políticos cargados de sentido son irremediablemente paranoicos y que con el aditamento narcisista del poder se convierten en intolerantes y persecutorios.
Para saldar esta contradicción deberemos acudir nuevamente a Freud. En Tótem y Tabú, el expone una teoría antropológica sobre la filogénesis del complejo de castración, de la ley de la exogamia, del complejo de Edipo. Cabe acotar que para el estructuralismo las afirmaciones freudianas son valiosas como mito, pero como un mito que sirve. Entonces quiere decir que cualquiera sea el caso nos resulta útil.
En el trabajo de Freud que referiré en una muy apretada síntesis y en lo que hace a lo pertinente de esta exposición nos cuenta que los hombres primitivos vivían en hordas sometidas a un hombre poderoso, el padre de la horda, quién castraba a los hijos jóvenes para poder disponer de todas las hembras. Los hijos en determinado momento se unen, lo matan y se lo comen para así apropiarse del poder del padre. La culpa sobreviniente se instala en ellos como la ley del padre, que establece que los hijos deberán buscarse hembras fuera de la horda, de la familia. De este modo se instala la ley del incesto (exogamia) so pena de ser castrado.
Esta ley del padre, podemos decir que desde el punto de vista de la teoría psicoanalítica, es el germen de todas las leyes, en sentido amplio, que hacen a la organización social.
Ahora estamos en mejores condiciones para abordar la contradicción. Cuanto mas cerrado es el sentido parece estar mas del lado del padre omnipotente y por lo tanto mas paranoico es su efecto. Pero el sentido que da a la existencia el participar de la cosa pública, en la discusión en la asamblea de los ciudadanos es necesariamente abierto, a la tolerancia, a la diferencia. Es la diferencia entre autocracia y democracia. Sentido de la participación como hermano (fraternidad).
Sin duda, cuando se ejerce el poder, aún cuando sea por delegación, aparece el fantasma del padre pugnando. De ahí que sea, por otra parte, totalmente necesario, el control de los administrados. De ahí que sea también imprescindible la gestión de la ley por parte de los hermanos.
Cabría pues la posibilidad de que si bien el discurso político siempre produce un efecto de paranoia podemos distinguir un sentido autocrático (padre de la horda) y un sentido democrático (hermanos) y también justificar éticamente que el discurso democrático, abierto y plural, sea paranoico respecto del autocrático.
Hasta aquí entonces, hemos expuesto, basándonos también en la teoría psicoanalítica, cuales son los obstáculos que se levantan entre lo privado y lo público. Y no podemos dejar de ceder a la tentación, también psicoanalítica y de acuerdo a las contribuciones de Lacan, de señalar que hemos pasado revista porque y como los ciudadanos son frecuentemente privados de lo público.

6

EL LENGUAJE Y LA AJENIDAD

Podemos pues, resumir, como a pesar de la instalación formal de la democracia y la frecuente declamación exortativa a la participación existen toda una serie de obstáculos por la que los ciudadanos sienten ajeno lo público. Y es obvio, que la democracia así constituída es frágil. Por esto es central revertir esta situación.
No es posible formalizar un recetario, pero si es posible pensar en algunas líneas fundamentales, pensar en algunas experiencias fallidas para no repetirlas, como modo de contribución para la resolución de esta problemática.
Creo que no es aventurado afirmar que la cultura es dinámica y que en realidad lo que está instalado y descripto anteriormente es un estadio cultural. Es decir, que el estadio cultural actual es incipientemente democrático y que es necesario tender a la construcción de una cultura desarrolladamente democrática. Creo que esto es posible porque el actual estado de cultura democrática contiene los elementos, aunque mas no sea formales, para permitir el desenvolvimiento de la misma en la dirección apuntada. En otros términos el actual estadio contiene los elementos de contradicción necesarios y suficientes como para producir los saltos dialécticos que nos lleven a la construcción de una democracia real.
En efecto, estamos convencidos de que la democracia es el único sistema, por no estar cimentada en un único discurso ideológico, aún cuando sea éste excelente (pero que no dejaría de ser discurso cerrado), que es casi infinitamente perfectible.
No está demás acudir nuevamente al auxilio de Sigmund Freud. En la carta que le envía Einstein, en respuesta a una misiva de éste en la que le solicita su opinión para evitar las guerras, le detalla las dificultades para este logro, explicándole la naturaleza psíquica humana. Sin embargo, en las postrimerías de ese trabajo, señala que el único remedio es mas cultura. Para entender esta afirmación debemos recordar que Freud postula que el hombre primitivo (recuérdese al padre de la horda) se convierte en civilizado a partir de la represión de sus instintos. La represión de los instintos bestiales (incesto y asesinato) produce la cultura humana. Un producto de la cultura, casi el fundamental, es el lenguaje.
Los aportes de el lenguaje en esta tarea son, creo importantísimos. Acudimos nuevamente a los maestros del psicoanálisis. En este caso a Jaques Lacan, quien postula, basándose en el nominalismo, que el lenguaje construye la realidad. Como este trabajo no es específicamente filósofico, en forma muy breve y resumida, intentaremos dar cuenta de esto: en efecto, el lenguaje al nombrar las cosas les da un orden que nos sirve ( a los sujetos humanos) para orientarnos. Es decir, las cosas tienen la forma que el lenguaje les da. Por decirlo de una manera simple las cosas son lo que el lenguaje dice que son. Mas allá de la adhesión o no a esta postulación, nos parece que de todos modos nadie puede obviar la enorme importancia de el lenguaje en la construcción de la realidad.
Una consecuencia a modo de ejemplo: como no hay inscripción de la muerte, el lenguaje tiene modos equívocos para nombrar el estado de muerte. Incluso cuando escribo estado de muerte es un equívoco. Si se le pregunta a cualquier persona donde tiene enterrada a su abuela dirá seguramente en el cementerio del Salvador en su caso, y esto es predicar de alguien como si estuviera vivo. Es decir el efecto es que para casi todos los sujetos humanos los muertos están vivos. Es difícil que alguien diga “yo no tengo enterrada a mi abuela en ninguna parte, lo que enterramos es su cadáver o sus restos mortales”. Casi toda la literatura de terror tiene su basamento en este malentendido producto del lenguaje.
Pero lo que nos interesa en la relación entre lo público y lo privado es la ajenidad de lo público de parte de los ciudadanos. Y ahora estamos en condiciones de mostrar como el lenguaje contribuye a esta otredad de lo público. Veamos: Escuela Pública N° XXX del Ministerio de Educación de la Prov. de Santa Fé; Plaza Libertad de la Municipalidad de Rosario; Hospital Psiquiátrico del Ministerio de Salud Pública,etc. Está claro que sería demasiado largo denominar Hospital Psiquiátrico del Pueblo de la Pvcia. de Santa Fe administrado por el Ministerio de Salud Pública o Plaza Libertad del Pueblo de la ciudad de Rosario administrado por la Municipalidad de Rosario. Habrá que buscar el modo lingüístico pero esto sería una contribución no menor a esta problemática. Sobre todo porque suele tener consecuencias, incluso prácticas bastante distorsionantes en cuanto a los derechos de los usuarios.
Repasemos un poco la historia de la Salud Pública particularmente la de los hospitales. Los hospitales públicos nacieron como hospitales de caridad, es decir para los pobres que no podían acceder a los Sanatorios o simplemente a un médico. Los pobres acudían a estos hospitales de caridad donde les hacían el favor caritativo de atenderlos. Por otra parte la medicina encontró un lugar de aprendizaje para luego aplicar los conocimientos a quienes podían cobrar. Desde ya que hubo eminentes profesores y simples médicos que nunca hicieron distinciones. Hubo de transcurrir largo tiempo antes de que la salud se convirtiera en un derecho a la que el Estado estaba obligado.
Quien esto escribe ha trabajado largo tiempo en hospitales públicos y puedo afirmar sin temor a equivocarme que consciente o inconscientemente la gran mayoría de los usuarios sigue creyendo que les están haciendo un favor caritativo y de parte al menos del cuerpo no profesional que trabaja en esos lugares, al menos una buena parte de ellos, no tienen la menor idea de que el usuario está ejerciendo un derecho. Creo también que no es menor la contribución a este estado de cosas el hecho de que antes teníamos el Hospital de Caridad de las Damas de Benficiencia de Rosario y ahora tenemos el Hospital Público de la Provincia o de la Municipalidad.
Debemos señalar que hace unos años atrás fui el autor intelectual de una ordenanza que fue aprobada y posteriormente implementada por la Secretaría de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario en la que se disponía que en todos los hospitales y dispensarios de la ciudad de Rosario se publicara en forma visible los “Derechos de los pacientes de los Hospitales Públicos” cuya autoría era de la Secretaría de Salud Pública de la Pvcia. de Salta (1984) en donde solo quedaba claro cuales eran sus derechos. Esto no era poco, sin embargo, faltaba una advertencia que me parece fundamental: Los pacientes tienen esos derechos por la sencilla razón de que los hospitales les pertenecen.
El decálogo mencionado era un recordatorio de los derechos, pero no dejaba de ser una apelación, me parece, a una autoridad, por si no se los respetaban. Esta apelación en el fondo, quiero decir, protestaba a un otro que tenía la potestad de negarle esos derechos, sino ¿ para que recordarle lo que debían hacer?. Totalmente diferente es recordarle a las autoridades, profesionales, paramédicos, etc. que son empleados , administradores si se quiere, quienes son los dueños.

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APROPIACION DE LO PUBLICO CON FINES PRIVADOS

Es indudable que la participación es fundamental para la toma de conciencia de que lo público nos pertenece, pertenece a todos los ciudadanos. Pero no siempre, por mejores intenciones que se tenga, se consigue correctamente esta participación. Por eso voy a exponer a continuación una experiencia que me tuvo como a uno de los protagonistas, a uno de los gestores de la misma y que dio por resultado paradójico la apropiación de lo público para fines privados, poniendo una vez mas en evidencia la ajenidad de lo público.
Se trataba de organizar el Depto. de Discapacitados que en ese entonces pertenecía a la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad de Rosario. Existía ese departamento pero se dedicaba casi solamente a asistencialismo proveyendo elementos ortopédicos y becas y subsidios a instituciones privadas dedicadas a los discapacitados.
Claramente faltaba desarrollar lo mas importante, casi diríamos lo esencial: la integración social del discapacitado. Para ello se consideró necesario, se priorizó, la participación de los mismos discapacitados para el diseño y ejecución de las políticas y acciones para la consecución del objetivo. Además de un encuentro con los discapacitados y sus instituciones se instituyó la Semana de Rosario con los discapacitados. Por otra parte se constituyeron dos organismos participativos: La Comisión Asesora de los discapacitados y Mesas de Trabajo que abordarían las distintas problemáticas de los mismos: Trabajo, Deporte y Recreación, Difusión de la problemática, etc. La comisión asesora estaría integrada por dos representantes por institución.
La comisión asesora tenía por función aportar la experiencia de las instituciones que conformaban para contribuir a la planificación de toda esta cuestión. Incluso se aprobó en una de las primeras reuniones la realización con la colaboración del departamento de Estadística de la Universidad Nacional de Rosario un relevamiento de todos los discapacitados de la ciudad a los fines de conocer su ubicación territorial y las necesidades que tuvieran. Por otra parte la ordenanza de Protección a los Discapacitados así lo preveía, así como disponía la creación de un fondo generado por el 2% de lo recaudado en los espectáculos públicos que constituía un monto importante.
Las reuniones comenzaron promisoriamente, se trabajaba con entusiasmo. Pero rápidamente empezó a notarse, sobre todo de un pequeño grupo de instituciones de discapacitados a resistir la utilización de los fondos (públicos) para fines que no fueran para esas instituciones.
Ejemplo: La mesa de trabajo de salida laboral envió para su aprobación a la comisión asesora, el armado de una fábrica de pastas en la que trabajarían y serían dueños discapacitados cuyo producto sería comprado por la Municipalidad para los comedores infantiles y para los hospitales como lo disponía una ordenanza que otorgaba prioridad a los emprendimientos de esta naturaleza.
Los miembros de esas instituciones a las que hago referencia comenzaron a resistir el proyecto sin poder argumentar seriamente. Se trataba de un proyecto en la que se gastarían fondos fuera de esas instituciones. Presionaron incluso al Secretario y Subsecretario de Promoción Social, aún cuando en la reunión de Comisión Asesora el proyecto fue aprobado.
La fábrica en cuestión finalmente se puso en marcha. En una oportunidad en la que estuvo en esta ciudad (Rosario), un alto miembro de la Organización Mundial de Personas Impedidas, así como funcionarios del área de discapacitados del gobierno nacional, quedaron fuertemente impresionados por esta fábrica y tuvieron toda clase de comentarios elogiosos.
Las instituciones aludidas hicieron mutis por el foro, pero eso no les impidió seguir luchando contra la fábrica de pastas. Poco tiempo después, por razones que desconozco y ya desvinculado el suscripto de esta problemática, la fábrica se cerraba. Entiendo que se abrió, posteriormente, una dentro de una de las instituciones cuestionadoras.
Debo destacar que estas personas, las de este grupo de instituciones, trabajan día y noche por las mismas. Disponen de mucho tiempo y en general son personas de buen nivel económico. Al mismo tiempo las cooperadoras de las Escuelas Provinciales de Discapacitados que tenían derecho a pertenecer a la Comisión Asesora y que agrupan mayoritariamente a la población de discapacitados y que además son los de menores recursos, casi no concurrían a las reuniones de esta comisión. Sucedía que se trataba en general de personas de pocos recursos o de maestras de esas escuelas que por lo general tenían que usar horas fuera del horario de trabajo, que de por sí es mal pago, para concurrir.
De modo que las reuniones eran por lo general hegemonizadas por estas instituciones lobystas. El argumento preferido para oponerse a los proyectos que no las beneficiaba era que se pretendía usar la plata de los discapacitados para hacer política.
Es decir la participación se convirtió en corporativización. A punto tal que haciendo loby en el H. Concejo Municipal lograron que se aprobara una comisión fiscalizadora del fondo de discapacitados, por supuesto, controlado por ellos. Este es un ejemplo, realmente dramático, de como un sector privado se apropia de lo público con fines privados. Aclaro que con fines privados institucionales. En la actualidad ignoramos que sucede con toda esta cuestión, por habernos desvinculados de esta problemática y lo que referimos sucedió ya hace algunos años. Por otra parte, cuando referimos esta experiencia, no tiene la intención de denuncia, sino que tiene una finalidad teórica: la posibilidad de como se puede distorsionar el concepto de participación produciendo un efecto no deseado ya que inicialmente se trataba de contar con la experiencia de las instituciones para abordar la problemática de todos los discapacitados de la ciudad y que la Ordenanza General de Discapacitados nos obligaba a atender. Debo señalar que los dirigentes de estas instituciones actuaban, seguramente, guiados por (subjetivamente) buenos propósitos, es decir, de buena fe.
Claro que hay modos peores de apropiación de lo público con fines privados: nos referimos al conocido flagelo de la corrupción, pero es otra cuestión, que esperemos atienda debidamente la administración de justicia algún día.
Esto nos lleva a postular que terminar con la ajenidad de lo público no puede llevarnos a distorsionar el concepto y también a afinarlo: la apropiación de lo público por parte de los ciudadanos es para decidir y controlar sobre lo público y con fines públicos, es decir, para el beneficio del conjunto de los ciudadanos.

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RESUMIENDO

Estamos ahora en condiciones de poder redondear sobre lo que nos parece fundamental en esta cuestión de lo público y lo privado en la esperanza de haberlo fundamentado suficientemente:
1) La mayoría de los llamados ciudadanos sienten como ajeno lo público.
2) No se los puede resposabilizar por esto.
3) Es imprescindible para el crecimiento y profundización de la democracia que lo
público se sienta como propio.
4) Que se sienta como propio no se puede pervertir deviniendo en apropiación para
intereses de sector o corporativos. Lo público, entonces, debe sentirse como propio.
. pero para el goce común, para las finalidades públicas
5) Sentir como propio lo público llena de sentido la existencia. Tiene consecuencias
positivas para la salud mental y previene patologías especialmente entre los jóvenes
como las adicciones.
6) Debemos encontrar los caminos para superar los obstáculos: narcisificación del
sentido y del poder.
7) Superar esta narcisificación implica el reinado de un dogma: el de la tolerancia cuya
consecuencia es aprender a convivir en la diferencia.
8) Obviamente convivir en la diferencia no es aceptar la diferencia en el trato de la ley, ni
tampoco aceptar la injusticia social.
9) Para la consecución de todas estas postulaciones se deberán tomar algunas medidas,
se tendrán que implementar políticas y programas.

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ALGUNAS PROPUESTAS

No se trata de formalizar un recetario, más bien aportar algunas líneas de acción.
En cuanto a la dirección Castoriadis nos dice algo: “Las instituciones sociales dominan a los individuos porque los fabrican y los forman: totalmente, en las sociedades tradicionales; en un grado importante aun en nuestras sociedades liberales. Lo que significa la interiorización de las instituciones por el individuo a lo largo de su vida. el punto decisivo aquí es la interiorización de las significaciones - significaciones imaginarias sociales -. La sociedad arranca al ser humano singular del universo cerrado de la mónada psíquica, lo fuerza a entrar en el mundo duro de la realidad, pero le ofrece, a cambio, el sentido, el sentido diurno. en el mundo real creado cada vez por la sociedad, las cosas tienen un sentido, la vida y (habitualemente) la muerte tienen un sentido. Ese sentido es la cara subjetiva, la cara para el individuo, de las significaciones imaginarias sociales”. Ese sentido, es el que intento impulsar en este trabajo: constituir subjetivamente al individuo a través de la apropiación de lo público. Agrego algo más de Castoriadis en esa dirección: “Llamo autónoma a una sociedad que no sólo sabe explícitamente que ella ha creado sus leyes, sino que también se ha instituído de manera de liberar su imaginario radical y ha sido capaz de alterar sus instituciones mediando su propia actividad colectiva, reflexiva y deliberativa. Y llamo política a la actividad lúcida cuyo objeto es la institución de una sociedad autónoma y las decisiones concernientes a las empresas colectivas. Es inmediatamente evidente que el proyecto de una sociedad autónoma pierde todo sentido si no es, al mismo tiempo, el proyecto que apunta a hacer surgir individuos autónomos; y recíprocamente”.
Desde un punto de vista práctico se podría por ej. impulsar en todos los ámbitos legislativos el cambio de las denominaciones de toda repartición y/o espacio público evitando el uso del artículo posesivo de o del en relación al órgano administrador agregando dicho artículo en relación posesoria con los ciudadanos a los que corresponda jurisdiccionalmente. Así el Monumento Nacional a la Bandera pasaría a llamarse Monumento a la Bandera del Pueblo de la Nación Argentina, Las denominadas escuelas de la Provincia pasarían a llamarse Escuelas del pueblo o si se prefiere de los ciudadanos de la Provincia y las Plazas Públicas de la Municipalidad se llamarían Plazas Públicas del Pueblo de Rosario. Insistimos en la importancia de esta medida que ya hemos fundamentado. Por otra parte es de muy bajo costo y de altísimo impacto psicológico.
Por otra parte, se trata de un cambio cultural. Por lo tanto la política cultural deberá priorizarse en ese sentido. Aún cuando espero que de la lectura de lo precedente se desprenda cual es la dirección propuesta y con el riesgo de ser redundante insistiré en remarcar que el apropiamiento correcto de lo público tiene que ver con el lazo social, en donde el destino de todos está jugado en la tarea común por oposición a la salida narcisista, individualista y perversa en donde el otro es vivido como un competidor que atenta contra mi supervivencia. Deberán estimularse todos los trabajos que apunten, entonces, a esa finalidad. Tampoco tiene mayores costos que los que actualmente produce.
Psicoanalizar el poder sería deseable pero de mas difícil implementación. Tal vez se pudieran realizar jornadas de reflexión para los funcionarios, para la clase política. Para ello, se podría lograr, si las figuras convocantes fueran de un grande e indiscutible prestigio. En todo caso, de lograrse una instalación cultural fuerte de participación, de apropiación de lo público, sería muy difícil que el poder, o mejor dicho quienes lo detentan, escapen al influjo de esta situación. Sin duda, es de esos lugares que se pueden esperar las mayores resistencias por otra parte.
Finalmente, desde el ámbito educacional se deberían desarrollar programas, con la asistencia de psicólogos, pedagogos y comunicadores sociales, en todos los ámbitos educativos formales y no formales. Es decir establecimientos educativos, clubes, medios masivos de comunicación. Para ello se deberán implementar convenios con la Universidad, para la participación de docentes y alumnos en estas tareas.
Como se podrá observar, resisto a detallar programas. Me limito a señalar, las grande líneas que me parece que deben seguirse porque los modos de implementación y aún estas grandes líneas deben discutirse. De lo contrario, sería contradictorio con la intención propuesta que es la participación mas amplia de los actores en las decisiones y acciones que tengan que ver con lo público.

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EL ROL DEL MUNICIPIO

Hay una indiscutible tendencia actual: la descentralización. En efecto, no parece que sea necesario en este trabajo extenderse demasiado sobre el tema porque ya se ha debatido y escrito mucho sobre esta cuestión. Y también es indiscutible que cada vez hay mayor consenso en esto. El debate sobre la autonomía municipal ya tiene años.
La implementación de una política que tenga que ver con terminar con la ajenidad de lo público está necesariamente vinculada con esta idea. Es directamente proporcional la posibilidad de implementar acciones al respecto con la descentralización, con la autonomía municipal.
La accesibilidad, es decir el contacto inmediato de los vecinos, de los ciudadanos, con el poder, facilita enormemente la participación de los mismos.
Por eso, el municipio es el ámbito ideal para poner en práctica estas políticas. Después de todo, la democracia nace en Atenas que era una ciudad-estado: la Polis.
Nuestra ciudad ya cuenta con una experiencia mas que interesante: La aplicación en la Salud Pública Municipal de los principios de la Atención Primaria de la Salud sancionada en Alma Ata, dio excelentes resultados. Y unos de los principios fundamentales de la atención Primaria de la Salud es la participación y la accesibilidad: los vecinos tienen acceso inmediato a la salud a través de los centros periféricos de salud. Y en estos se genera o se trata de generar la mayor participación de los mismos en las acciones de salud.
No se trata de una traslación mecánica de estos principios a todas las actividades. Pero indudablemente los mismos marcan algunos caminos insoslayables a la hora de buscar una actividad protagónica de los ciudadanos. La planificación de la salud de acuerdo a estos, no se da verticalmente, ni siquiera a través de las estadísticas. Se consulta permanentemente a la gente.
Debo aclarar que no se trata de renegar de las estadísticas. Estas son un auxiliar importante y se deben utilizar. Pero lo que se debe cambiar es el ojo del investigador: Ya se sabe hasta que punto el deseo y hasta la lectura de la misma suele estar teñido no solo del deseo sino también de los prejuicios del que investiga.
Pero si me parece que los instrumentos de consulta, la lectura de las respuestas, debe ser muy cuidadosa: se deben afinar dichos instrumentos para no distorsionar el deseo de los ciudadanos.
Por esto, entonces, la Municipalidad, al no mediatizar la relación con el ciudadano permite un intercambio fluido de comunicación. El rol de la Municipalidad por ello es ideal para combatir esta ajenidad de lo público. Me parece tan obvio, que creo que no merece seguir insistiendo con este tema.
La apertura de centros descentralizados municipales es indudablemente auspicioso y seguramente es un factor interesante para contribuir sustantivamente a ese sentimiento subjetivo de apropiación de lo público.

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EPILOGO

Emiliano Galende, psiconalista argentino, termina su libro “Historia y Repetición. Temporalidad subjetiva y actual modernidad” del siguiente modo:
“En El malestar en la cultura, Freud cierra su ensayo con la siguiente afirmación:
A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si - y hasta qué punto - el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones colectivas emanadas del instinto de agresión y de autodestrucción. en este sentido, la época actual merezca nuestro particular interés...Nuestros contemporáneos han llegado a tal extremo en el dominio de las fuerzas elementales, que con su ayuda les sería fácil exterminarse mutuamente hasta el último hombre. bien lo saben, y de ahí buena parte de su presente agitación, de su infelicidad y su angustia. sólo nos queda esperar que la otra fuerza de ambas ‘potencias celestes’, el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario, mas ¿ quién podría augurar el desenlace final ?
Coincido con Freud, y con todos aquellos que desde el comienzo del dominio de la razón iluminista sobre el planeta alertaron sobre esto, que el destino del hombre está unido al desarrollo de una cultura que sea capaz de hacer frente - y esto supone también hacerlo consciente - a las fuerzas de la autodestrucción y la agresión entre los hombres. La modernidad y su temporalización histórica han pretendido hasta aquí ignorar lo evidente. Se trata de no perder lo que la historia representa como factor de subjetivación y unión entre los hombres, sino de ensanchar su horizonte, dialectizando aquello que la razón histórica dejó de lado como su negativo y apostar así a una acción más eficaz sobre ‘la agitación, la infelicidad y la angustia’ que Freud señala, y que en la actual modernidad debemos reconocer como el aislamiento, el sentimiento de vacío, el empobrecimiento del lazo social y el dominio regresivo del narcisismo. ‘¿Quién podría augurar el desenlace final?’ como es obvio, no lo sabemos. Pero si sabemos que nadie está fuera de esta lucha y que el dominio del ‘eterno Eros’ no provendrá finalmente de ninguna potencia celeste, sino de lo que cada uno de los hombres sepa hacer para no permanecer en lo mortífero del aislamiento (en el que siempre dominará la pulsión de muerte), y de la fuerza del deseo para unirse a los otros en la vida social (en que jugará su chance Eros).”
La negrilla me pertenece. Galende tratando sobre otro tópico, pero que obviamente tiene que ver con lo que hasta aquí vengo exponiendo, coincide hasta en los términos.
Me parece apropiado citar para el final de este trabajo otra vez a Castoriadis con este extracto de un texto de él que me parece paticularmente conmovedor: “...en la vida, tal como está hecha para mí y para los demás, topo con una multitud de cosas inadmisibles; repito que no son fatales y que corresponden a la organización de la sociedad. Deseo, y pido, que antes que nada, que mi trabajo tenga algún sentido, que pueda probar para qué sirve y la manera en que está hecho, que me permita prodigarme en él realmente y hacer uso de mis facultades tanto como enriquecerme y desarrollarme, y digo que es posible, con otra organización de la sociedad para mí y para todos. Digo también que sería ya un cambio fundamental en esta dirección si se me dejase decidir, con todos los demás, lo que tengo que hacer y, con mis compañeros de trabajo, como hacerlo.
Deseo poder, con todos los demás, saber lo que sucede en la sociedad, controlar la extensión y la calidad de la información que me es dada. Pido poder participar directamente en todas las decisiones sociales que pueden afectar a mi existencia, o al curso general del mundo en que vivo. No acepto que mi suerte sea decidida, día tras día, por una gente cuyos proyectos me son hostiles, o simplemente desconocidos, y para los que nosotros no somos, yo y todos los demás, mas que cifras en un plan, o peones sobre un tablero, y que, en el límite, mi vida y mi muerte estén entre las manos de unas gentes de las que sé que son necesariamente ciegas.
Se perfectamente que la realización de otra organización social, y su vida, no serán de ningún modo simples, que se encontrarán a cada paso con problemas difíciles. Pero prefiero enfrentarme a problemas reales que al delirio de un De Gaulle, a las artimañas de un Jhonson, o a las intrigas de un Jrushov. Si incluso debiésemos, yo y los demás, encontrarnos con el fracaso en esta vía, prefiero el fracaso en un intento que tiene sentido a un estado que se queda más acá incluso del fracaso.
Deseo poder encontrar al prójimo a la vez como a un semejante y como alguien absolutamente diferente, no como un número, ni como a una rana asomada a otro escalón (inferior o superior, poco importa) de la jerarquía de las rentas y de los poderes. Deseo poder verlo, y que me pueda ver, como a otro ser humano, que nuestras relaciones no sean terreno de la expresión de la agresividad, que nuestra competitividad se quede en los límites del juego, que nuestros conflictos, en la medida que no puedan ser resueltos o superados, conciernan unos problemas y unas posiciones de juegos reales, arrastren lo menos posible de inconsciente, estén cargados lo menos posible de imaginario. Deseo que el prójimo sea libre, pues mi libertad comienza allí donde comienza la libertad del otro y que, solo, no puedo ser más que un “virtuoso de la desgracia”. No cuento con que los hombres e transformen en ángeles, ni que sus almas lleguen a ser puras como lagos de montaña - ya que, por lo demás, esta gente siempre me ha aburrido profundamente. Pero sé cuánto la cultura agrava y exaspera su dificultad de ser, y de ser con los demás, y veo que multiplica hasta el infinito los obstáculos a su libertad.
Sé, ciertamente, que este deseo mío no se puede realizar hoy; ni siquiera, aunque la revolución tuviese lugar mañana, realizarse íntegramente mientras viva. Sé que un día vivirán unos hombres para quienes el recuerdo de los problemas que mas pueden angustiarnos hoy día, no existirá. Este es mi destino, el que debo asumir y asumo. Pero esto no puede reducirse ni a la desesperación ni al rumiar catatónico. Teniendo este deseo, que es el mío, no puedo más que trabajar para su realización”.
Es que la apropiación de lo público, expurgarse del sentimiento de ajenidad de lo público, tiene nada menos que esta consecuencia: construcción del lazo social, llenar de sentido la propia existencia, profundizar la democracia, renegar de los padres de la horda, salida del aislamiento narcisista y de su impregnación de instinto de muerte, es resistir al borramiento del deseo, es resistir a la globalización neoliberal. Es apostar, en suma, al triunfo de Eros.